31 agosto 2010

Capítulo 3 (Recursos de la mente)


Capítulo 3: Verdad relativa





Yunho miró hacia Changmin, a través de la puerta de cristal que daba al balcón, preguntándose si debía acercarse a él o no. Estaba algo preocupado por su dongsaeng, ya que desde hacía algunos días no era el mismo de siempre. Lo notaba preocupado e inquieto, y por más que había intentado adivinar la razón de su comportamiento, no se le ocurría nada. Uno podría pensar que se debía sólo a los nervios de volver a vivir los cinco juntos, el ajetreo de la mudanza, y todas esas pequeñas cosas a las que todos habían tenido que readaptarse, pero Yunho sabía que no se trataba de eso. Si fuese así, Changmin se hubiese mostrado de esa manera desde que pusieron un pie en esa casa, pero su dongsaeng había estado completamente feliz los primeros días, relajado, como si todo estuviese en su lugar...

Y de pronto había vuelto a esa extraña reserva en la que se escudaba cuando le preocupaba algo. Yunho podía reconocer ese estado perfectamente porque había sido la tónica habitual durante los primeros meses en que habían vivido los dos solos, sin la compañía de Yoochun, Jaejoong y Junsu. Le había costado Dios y ayuda que Changmin dejase aparte su mal humor y admitiese que los echaba de menos. Y más tiempo aún que dejase de preocuparse en exceso por toda la situación. Claro que los consejos perdían eficacia cuando era él quien los pronunciaba, conocido no precisamente por dejar a un lado las preocupaciones...

Sin embargo, todo eso había pasado, y nadie se había mostrado más feliz que Changmin de que volviesen a vivir y a trabajar todos juntos, ni siquiera Jaejoong, que solía ser el paradigma de la unidad familiar. Hasta hacía unos días, Yunho había estado seguro de que ningún problema lograría opacar su buen humor, y de pronto todo había cambiado...

Y ni siquiera podía explicarse por qué. Sabía que sus compañeros no habían discutido entre ellos, ya que siempre se enteraba de esas cosas con bastante facilidad, y sabía además que las sesiones con la psicóloga estaban yendo bien porque era una de sus grandes preocupaciones cuando hablaba con ella, y la mujer no había hecho más que tranquilizarlo al respecto. Entonces, ¿Qué podía ir mal?

Necesitaba averiguarlo, o la curiosidad y la inquietud acabarían con él.

Si le preguntaba directamente a Changmin era probable que lo ignorara, pero teniendo en cuenta que no había nadie más en casa, esa era la única posibilidad. Además, prefería no incluir al resto de sus compañeros en el asunto, puesto que eso sólo lograría atraer más atención sobre su dongsaeng, que estaba seguro de que era lo último que necesitaba.

Y siempre cabía la posibilidad de que Changmin decidiese hablar con él, al fin y al cabo, después de todo el tiempo que habían vivido los dos solos, su relación se había hecho mucho más cercana...

Sin pensárselo dos veces, Yunho abrió la puerta de cristal que daba al balcón y salió al exterior.

Changmin tenía los codos apoyados sobre la barandilla de metal, con la espalda encorvada, y las manos unidas, en una posición que, a quien no lo conociese le parecería relajada. Pero jamás engañaría a ninguna de las cuatro personas que vivían con él: su pie derecho no paraba de golpear contra el suelo, y sus dedos se entrelazaban denotando que si bien su cuerpo se encontraba en ese pequeño balcón, su cabeza estaba muy lejos de allí.

Ni siquiera se volvió a mirarlo. Sus ojos estaban fijos en el horizonte, y aunque las vistas eran bastante buenas, Yunho sabía que Changmin no les estaba prestando ni un ápice de atención...

Se acercó a él y se apoyó sobre la barandilla, imitando la postura de su dongsaeng, aunque fijó su mirada en el rostro de su compañero, en lugar de en la estampa que tenía delante.

—¿Qué es lo que pasa, Min? —preguntó.

La sutileza no era lo suyo, y nunca lo había sido. Además, el ir directo al punto generalmente le daba excelentes resultados. Claro, si su interlocutor no era Shim Changmin, que como no tuviese ganas de hablar, ningún método sería capaz de arrancarle una sola palabra.

Yunho esperó todo lo pacientemente que pudo, sin apartar sus ojos de él, esperando que por lo menos reconociese su presencia con una de sus miradas de “piérdete”. Pero no fue así. La vista de Changmin no se desplazó ni un milímetro del horizonte que parecía estar contemplando, y sus dedos siguieron entrelazándose sistemáticamente como si ni siquiera lo hubiese oído.

Yunho frunció el entrecejo, dispuesto a repetir la pregunta, aun sabiendo que Changmin lo había oído perfectamente. Sólo Junsu era capaz de abstraerse así.

Mas antes de que pudiese decir tan siquiera una palabra, la voz de Changmin lo interrumpió:

—Comenzaba a preguntarme cuánto tiempo más aguantarías sin venir a hablar conmigo.

Yunho sonrió, consciente de que Changmin estaba intentando meterse con él. Aunque no lo pareciese, esa era una buena señal, ya que significaba que su humor no era tan malo. Su dongsaeng no era de los que tenía reparos a la hora de decirle a quien fuese que lo dejase en paz, aunque normalmente ni siquiera tenía que abrir la boca para lograrlo: una de sus fulminantes miradas, unida a su impresionante altura, era más que suficiente para lograr ese propósito.

Sin embargo, no había hecho ninguna de las dos cosas. Y eso sólo podía significar que quería hablar con él.

—Sí, vale, soy predecible.

Por toda respuesta, Changmin sonrió, todavía sin mirarlo, pero no era para nada una sonrisa divertida. Había una cierta tristeza en el gesto que hizo que el buen humor de Yunho se esfumara y la preocupación volviese a ser su prioridad.

—En serio, ¿Qué es lo que te pasa? —volvió a preguntar, ya sin rastro de sonrisa en su rostro.

Nuevamente Changmin guardó silencio, pero en esta ocasión Yunho no lo presionó. Las cosas con él siempre llevaban su tiempo, el tiempo que su dongsaeng marcaba, y Yunho sabía por experiencia que por mucho que hiciese no iba a lograr que su curiosidad fuese saciada más rápido. Es más, normalmente era al contrario. Así que aunque iba en contra de su naturaleza, no le quedaba más remedio que esperar en silencio a que Changmin encontrase las palabras justas para expresar todo aquello que pasaba por su mente.

Finalmente, tras un par de minutos que a Yunho se le hicieron eternos, Changmin volvió a hablar:

—Jaejoong me desconcierta... —dijo, frunciendo ligeramente el entrecejo, sin apartar la vista de ese punto lejano que parecía encontrar tan interesante.

Por alguna extraña razón, las palabras de Changmin no le extrañaron lo más mínimo. Es más, lo que encontraría verdaderamente raro es que ‘Jaejoong’ y ‘desconcierto’ no fuesen en la misma frase.

—¿Y cuál es la novedad? —preguntó, volviendo a sonreír.

Y una vez más Changmin correspondió a su gesto, con esa misma sonrisa triste y desganada que lo hacía parecer cinco años mayor. Vale, Jaejoong no era la persona más adecuada para poner de ejemplo si uno buscaba ‘lógica’, porque la mayor parte de las veces sus palabras, y sobre todo sus acciones carecían de ella. O al menos de lo que el ser humano normal consideraba ‘lógica’. Pero eso siempre había sido así, y ninguno podía sorprenderse ya por sus extrañas salidas.

Que Changmin estuviese preocupado por algo relacionado con Jaejoong implicaba algo más serio, porque probablemente su dongsaeng era, de los cinco, el que menos se inquietaba por trivialidades...

Ante ese pensamiento, Yunho volvió a impacientarse, deseando saber qué demonios estaba pasando con esos dos y por qué él no estaba enterado, pero sabiamente guardó silencio. Y, en cualquier caso, no tuvo que esperar demasiado.

—Tengo la sensación... —comenzó Changmin, entrecerrando un poco los ojos—. Creo que Jaejoong desconfía de mi.

Yunho frunció el entrecejo ante la afirmación. ¿Estaría bromeando? Vale que la situación le estaba pareciendo de todo menos divertida, pero es que las palabras de Changmin no tenían ningún sentido. ¿Jaejoong desconfiando de cualquiera de sus compañeros? ¿En qué universo paralelo?

—¿Eso es lo que te preocupa? —preguntó, elevando las cejas con incredulidad.

—Cuando he dicho ‘creo’, quería decir en realidad ‘estoy seguro’ —respondió en tono seco, girando por fin el rostro hacia él—. Dudo que hayas reparado en ello, pero Jaejoong no es el mismo desde que nos hemos mudado. O mejor dicho, no es igual conmigo, porque con vosotros sí que es el Jae de siempre.

Yunho sonrió, completamente seguro ahora de que tenía que estar gastándole una broma. Si Jaejoong se hubiese comportado de modo diferente con alguno de sus compañeros, él lo habría notado. No por nada Jaejoong y él siempre habían sido especialmente cercanos. Vale que habían empleado la mayor parte del tiempo que pasaban juntos en ponerse al día de todo lo que habían hecho, hablar sobre los conocidos de ambos y planear cosas que querían hacer ahora que volvían a ser cinco; pero si hubiese alguna faceta distinta en su compañero se hubiese dado cuenta. Ni siquiera él podía ser tan despistado...

—¿Jaejoong? —preguntó incrédulo, ampliando su sonrisa ante lo absurdo de la conversación—. ¿El mismo Jaejoong que te sigue obligando a comerte hasta el último pedazo de carne del plato aun sabiendo que ya no eres un adolescente escuálido?

—El mismo Jaejoong que no es capaz de mirarme a los ojos ni siquiera cuando está sentado frente a mi en la mesa hablando directamente conmigo. El que disimula clavando sus ojos en cualquier otra parte y se escuda en su deslumbrante sonrisa para fingir que todo está bien —respondió Changmin, sin un ápice de diversión ni en la cara ni en el tono—. Dime, Yunho, ¿Cuándo fue la última vez que nos has visto a Jaejoong y a mi sentados en uno de los sillones hablando de nada en particular? ¿Cuándo fue la última vez que viste a Jae tocarme aunque fuera de manera accidental?

Yunho frunció el entrecejo, pensando seriamente en lo que su compañero estaba diciendo. Ahora que lo mencionaba, hacía siglos que no veía a Jae con Changmin, ni en el sofá ni en ninguna otra parte, bromeando como solían hacerlo en el pasado. Y no recordaba la última vez que había oído la risa escandalosa de Jaejoong en ese apartamento, provocada por alguna de las salidas de su dongsaeng que sólo Yoochun era capaz de anticipar...

Vale, era cierto. Pero por alguna razón se le hacía difícil imaginar que Jae no hubiese tocado a Changmin de alguna forma, sobre todo cuando su compañero era tan dado a mostrar su afecto con el tacto. A la que se descuidaban, ahí estaba Jaejoong, abrazándolos o tocándolos siempre que tenía oportunidad. Yunho no podía precisar si era cierto que el contacto con Changmin en ese sentido era inexistente, porque no le había prestado atención, era algo que daba por hecho. Pero si se ponía a pensarlo... ninguna imagen reciente de contacto entre esos dos pasaba por su cabeza.

Sacudió la cabeza, intentando alejar esos pensamientos. Era absurdo, ¿Qué problema podía tener Jae con Changmin?

—Mira, estoy seguro de que las cosas no son así —dijo, apartando la vista para mirar al horizonte—. Seguramente Jaejoong está preocupado por lo del nuevo disco, la nueva compañía, la vuelta a la convivencia... Tendrá un millón de cosas en la cabeza, y con lo despistado que es ni se habrá dado cuenta de que tu estás preocupado...

—Joder, Yunho, en esta casa el único despistado eres tu —resopló Changmin, exasperado.

Yunho volvió a girarse hacia él, sonriendo ante la poca paciencia de su dongsaeng cuando se le llevaba la contraria.

—Min, no estás siendo objetivo, tu...

—¿Y la opinión de la psicóloga te parece lo suficientemente objetiva? —preguntó Changmin, interrumpiéndolo bruscamente y elevando el tono de voz.

Yunho frunció el entrecejo ante la beligerante respuesta de Changmin. Todo su semblante había cambiado por completo. Frente a él ya no había ni rastro de esa indiferencia que su compañero sabía simular tan bien, y toda la calma que pudiera haber sentido se había esfumado. El rostro de Changmin mostraba ahora cuán preocupado estaba en realidad... y cuán alterado.

—¿Qué tiene que ver la psicóloga en todo esto? —preguntó confuso, sin entender nada de nada.

Changmin suspiró de forma pesada, cerrando los ojos, mientras sus hombros se hundían ligeramente. Cuando los volvió a abrir, clavó su vista en el horizonte antes de contestar en apenas un susurro:

—Ayer Jae y yo tuvimos una sesión conjunta con ella. A esa mujer le bastó una hora a solas con él para saber que tenía algún problema conmigo, y pretendía enfrentarlo a mí para que me hablara de ello.

Yunho frunció aún más el entrecejo ante las palabras de Changmin. Para empezar, ni siquiera se había enterado de que sus compañeros habían tenido sesión conjunta. Había estado en casa poco tiempo, ultimando la grabación del disco, reuniéndose con los directivos, con los diseñadores, con los expertos en marketing, y había dado por hecho que cada uno se había reunido con la psicóloga exactamente como el primer día...

Y para terminar, ninguno de sus compañeros había comentado ese acontecimiento tan extraño. Normalmente, tanto Changmin como Jaejoong habrían hablado de ello en la cena, preguntándose qué diablos querría la mujer esa y creando hipótesis con los demás, a cada cual más esperpéntica... Pero ninguno de los dos lo había hecho. Jaejoong llevaba dos días sin cenar con el grupo, alegando malestar estomacal, y Changmin había permanecido taciturno y reservado, en su semblante habitual de los últimos tiempos.

Verdaderamente no entendía una mierda.

—¿Estás seguro de que os reunió por ese motivo? —preguntó, completamente perdido—. Quizás simplemente cada día nos mande ir a dos juntos...

—No, no se trata de eso. La mujer estaba completamente decidida a meter a Jaejoong en un aprieto para que me contara todo, y estoy seguro de que lo hubiese conseguido si yo hubiese tenido ganas de participar en su juego —dijo Changmin apesadumbrado, girando su rostro de nuevo hacia él.

Yunho lo miró en silencio, pensando en las palabras de su dongsaeng. Lo que le estaba contando significaba que había tenido la oportunidad de salir de dudas y la había desaprovechado, porque él también estaba convencido de que, viéndose atrapado, Jaejoong hubiese soltado la lengua. Todo lo que habría tenido que hacer Changmin era permanecer callado y Jae lo hubiese hecho todo solo... Pero no le había dejado...

No entendía ese comportamiento. Estaba ahí, atormentándose e imaginándose quién sabe qué cuando podría haber despejado todas sus dudas. No era propio de Changmin quedarse con la duda, sobre todo si en el proceso podía mortificar a Jaejoong de un modo u otro.

Sin embargo, esa no parecía ser una de sus típicas discusiones, o alguna de sus bromas pesadas. Changmin se lo estaba tomando muy en serio, y Jaejoong, al parecer, también.

—Min, no te entiendo. ¿Por qué no dejaste que te lo contaran?

Su compañero elevó una ceja con completo escepticismo, mirándolo como si de repente le hubiese salido en la cara una verruga enorme.

—¿Con qué objeto? Obligar a Jaejoong a que me cuente algo no entra dentro de mis planes, gracias. Si hubiese dejado que esa mujer lo acorralara habría hablado, sí, y luego se arrepentiría, huiría, se escondería rumiando lo que había hecho y al final me echaría la culpa por haberlo obligado a contármelo cuando bajo ningún concepto quería hacerlo. Y eso siendo optimista...

Vale, tenía razón. Lo que Changmin estaba describiendo era un comportamiento muy propio de Jaejoong. Y si la cosa era realmente seria, como parecía, Jae podría enfurruñarse y dejar de hablar a su compañero durante meses, lo que no era para nada la situación idónea para un grupo que estaba a punto de sacar un disco después de años. Y menos para una convivencia pacífica...

Pero el no saber... Él mismo no se hubiese aguantado si estuviera en la situación de Changmin. La curiosidad hubiese sido mucho más fuerte, y luego siempre podría encontrar la manera de que Jaejoong lo perdonase... En cierto sentido eso era mucho mejor a la incertidumbre, sobre todo si, como su dongsaeng, luego iba a atormentarse con cosas tales como que Jaejoong no confiase en él y los motivos que habría detrás de eso...

—¿Y no tienes ni idea de cuál es exactamente el problema?

No contestó. Changmin apartó la vista de él y volvió a mirar al horizonte, como si meditara sus palabras. Conociéndolo como lo hacía, Yunho estaba seguro de que habría creado en su mente mil y una hipótesis, y analizado meticulosamente todos y cada uno de los gestos y palabras de Jaejoong para luego desechar la mitad de ellas. Y luego habría analizado su propio comportamiento para desechar la mayor parte de las hipótesis que le quedaban...

Lo que tenía claro es que, si Changmin no tenía una idea precisa de lo que pasaba, al menos tendría sospechas fundadas...

—No —dijo al cabo de unos minutos, tan bajo que Yunho apenas lo oyó—. Las opciones que se me ocurren son... demasiado descabelladas.

Ante tal afirmación, Yunho no pudo evitar sonreír.

—Hablamos de Jaejoong... Ninguna hipótesis sería lo suficientemente descabellada.

Changmin sonrió también, aunque ni siquiera lo miró. Con los ojos aun clavados en el horizonte dijo:

—Sí lo son, créeme. Lo primero que se me ocurrió fue que estuviese enfermo, que le hubiesen descubierto alguna enfermedad crónica o algo así y que se estuviese callando para que no nos preocupáramos —comentó, entrelazando las manos sin darse cuenta—. Pero eso no tiene ningún sentido, porque si fuese así su comportamiento sería raro con todos, y no solamente conmigo. La otra opción que se me ocurre...

Un ruido sonó a sus espaldas, interrumpiendo a Changmin, y ambos se giraron hacia la puerta abierta del balcón a tiempo de ver a Jaejoong de pie, con cara de sorpresa, parado justo en frente de una de las macetas de Yunho hecha añicos.

Se suponía que él y Changmin estaban solos en casa, pero en algún punto Jaejoong había regresado, y ambos habían estado tan absortos en su conversación que ni siquiera se habían dado cuenta. Y a juzgar por la expresión culpable y mortificada del mayor, su charla había sido de todo menos privada.

—¡Jae! —exclamó Yunho, intentando amenizar la situación—. No te oímos llegar...

Jaejoong ni siquiera lo miró. Sus ojos estaban clavados en Changmin, y cuando Yunho volvió la vista hacia su dongsaeng se dio cuenta de que su máscara indiferente volvía a estar en su lugar. No había ni rastro de emoción en su cara: ni furia, ni confusión, ni preocupación, ni ningún otro sentimiento que uno pudiese imaginarse en una situación así. Estaba completamente sereno, tanto, que no había un solo músculo de su cuerpo que traicionase esa fachada.

—Mi sesión con la psicóloga ha sido algo más corta hoy —respondió Jaejoong, sin volverse a mirarlo siquiera.

Por algún motivo, la mirada que Jaejoong dirigía a Changmin lo estaba haciendo sentir incómodo. No era una mirada de disculpa, como cabría imaginar dada la situación, ni una mirada recelosa de quien sabe que dos de sus amigos han estado especulando con su privacidad. Era pura curiosidad, tan intensa que Yunho hubiese jurado que casi podía palparse; y atravesaba a Changmin de un modo tan íntimo que estaba haciendo sentir a Yunho excluido.

Se aclaró la garganta, incómodo, y en un tono que esperaba que sonase convincente, dijo:

—Yo... tengo una reunión con Choi MinSu a la que creo que ya llego tarde —anunció, esquivando los trozos de arcilla que había en el suelo y pasando junto a Jaejoong.

Ni siquiera supo si lo habían escuchado, porque ninguno de los dos se volvió a mirarlo, ni mucho menos contestó. Y honestamente, hubiese mentido si dijese que no se lo esperaba. Había algo muy extraño entre esos dos, algo que era evidente que tenían que resolver solos. Y cuanto antes saliera él de ahí, antes podrían hacerlo.

Se encaminó hacia el vestíbulo y, tras una última mirada hacia el balcón, abandonó el piso.


—~o0o~—


En cuanto la puerta se hubo cerrado, Jaejoong dio un paso en dirección a Changmin, pisando los cachos de la maceta que sin querer había roto. En ningún momento había pretendido escuchar lo que hablaban sus compañeros, ni mucho menos hacerlo a hurtadillas como un vulgar ladrón... Pero en cuanto escuchó su nombre no había podido resistirse...

Había entrado en casa sin ni siquiera percatarse de si estaba alguien más, completamente absorto en su conversación con la psicóloga —a la que por fin había confesado cuál era su problema— y se había dirigido sistemáticamente a su habitación para encerrarse en ella a reflexionar sobre lo que la mujer le había dicho. Pero al atravesar el salón había escuchado la voz de Changmin pronunciando su nombre, y al girar la vista los vio en el balcón.

La curiosidad había sido más fuerte que la sensatez. Se había acercado despacio, en silencio, escuchando atentamente cada una de las palabras de Changmin, como le contaba a Yunho su desastrosa sesión con la psicóloga del día anterior, y como este lo “reprendía” por no haber averiguado todo cuando tuvo la oportunidad.

Y cuando había comenzado a hablar de las hipótesis que tenía sobre él, el terror lo había invadido ante la posibilidad de que realmente acertara. Sin darse cuenta, había tropezado con sus propios pies, y al apoyarse sobre el mueble que tenía más cerca, había empujado una de las macetas de Yunho, que se resquebrajó contra el suelo, revelando su presencia...

La mirada que Changmin le había dirigido en ese segundo que tardó en reconocerlo le había hecho sentir exactamente igual que esa maceta, aunque luego se hubiese escudado bajo ese semblante indiferente que Jaejoong tanto odiaba. Estaba enfadado, mucho, y con razón. Changmin había respetado su intimidad, de forma completamente impecable, y él ni siquiera tenía la decencia de hacer lo mismo con su dongsaeng...

Y estaba dolido. Que no confiase en él, que no le contase lo que le pasaba, le dolía, por mucho que quisiera aparentar que no.

Jaejoong se mordió el labio inferior, mientras salía al balcón, deteniéndose justo frente a Changmin. Ni siquiera sabía que decirle para intentar excusar algo que no tenía justificación, pero necesitaba decirle que confiaba en él, que toda esa absurda situación no tenía nada que ver con la confianza...

Abrió la boca, intentando buscar las palabras precisas, y dijo:

—No estoy enfermo.

Jaejoong frunció el entrecejo ante sus propias palabras. ¿Qué mierda había dicho? Eso no tenía nada que ver con lo que había pretendido decir. Definitivamente a su cabeza le faltaba algún tornillo, porque las cosas que hacía, que pensaba y que sentía no eran ni medio normales...

—Quiero decir que...

—Sé lo que quieres decir —lo interrumpió Changmin, con voz seca y cortante—. Y tú sabes exactamente el motivo por el que he descartado esa opción.

No le iba a dar tregua, era evidente. Su compañero no estaba por la labor de dejarle pasar esa falta, ni tampoco iba a permitirle dar ningún tipo de explicación. Estaba cabreado, aunque su apariencia indiferente lo contradijera, y Jaejoong lo entendía. Si la situación hubiese sido a la inversa, si Changmin hubiese escuchado, por ejemplo, su conversación de la noche anterior con Yoochun, él también estaría muy enfadado. Y avergonzado, y completamente aterrorizado... aunque sus motivos serían muy distintos a los de su dongsaeng.

—Changmin —dijo con voz estrangulada sólo de imaginarse tal posibilidad—, podría decirte que siento haber escuchado tu conversación con Yunho, pero a ninguno de los dos nos serviría esa excusa. Evidentemente no puedo dar marcha atrás y olvidar lo que he oído, y aunque pudiera eso no mitigaría tu enfado —hizo una pausa, intentando poner en orden sus ideas, y levantó la vista hacia Changmin para mirarlo directamente a la cara—. Y lo entiendo —añadió, clavando su mirada en esos ojos castaños y comenzando a retorcerse inconscientemente las manos—. Pero necesito que tu entiendas otra cosa, y es que...

—No tienes que darme ninguna explicación —volvió a interrumpirlo Changmin, sin variar ni un ápice ni su expresión ni su tono de voz—. Yo no te la he pedido, y honestamente no me interesa escuchar tus excusas...

—¡Joder, Changmin! No estoy intentando excusarme —dijo, elevando el tono de voz por la frustración que le provocaba su compañero siempre que se ponía en ese plan—. No tengo justificación, lo sé, lo entiendo, ¿Vale? ¡Pero escúchame!

—Es que no quiero escucharte, Jaejoong —respondió Changmin, con ese tono tan irritante—. No quiero oír cómo me dices que tienes un buen motivo para comportarte así conmigo, ni quiero oír cómo intentas convencerme de que confías en mí y de que me estoy preocupando por nada. Son sólo palabras...

Jaejoong volvió a morderse el labio inferior ante la respuesta de Changmin. Una vez más había adivinado correctamente sus intenciones, había leído en su rostro lo que pretendía hacer y no quería darle tan siquiera una oportunidad. No quería escuchar de su boca lo que sus acciones negaban una y otra vez... “Son sólo palabras”, había dicho, y Jaejoong sabía que tenía razón. Él no podía demostrar con hechos que sí confiaba en él, porque eso sería infinitamente más desastroso que la situación tal como estaba...

—Es la verdad... —murmuró entre dientes, más en respuesta a sus propios pensamientos que a las palabras de Changmin.

—Según dicen, la verdad es relativa. Esa puede ser tu verdad, pero a mí no me sirve, Jaejoong.

Y sin darle tan siquiera tiempo a responder, Changmin entró en el salón y se dirigió directamente al vestíbulo, con obvias intenciones de largarse de casa como minutos antes había hecho Yunho.


—~o0o~—


Cuando Changmin regresó a casa, pasada la media noche, sus compañeros todavía no habían vuelto. Recordaba vagamente que Yoochun y Junsu habían quedado con algunos de sus ex compañeros de Super Junior, medio de incógnito, ya que la SM no les permitía ningún contacto con ‘los ingratos que nos deben todo y al final nos han dado la espalda’; y Yunho había avisado de que pasaría toda la noche fuera, aprovechando el tiempo libre que tenía antes del lanzamiento para pasarlo con la novia.

No sabía dónde estaba Jaejoong, pero conociéndolo no le extrañaría nada que hubiese aprovechado la noche “libre” de sus compañeros para salir a emborracharse con algún amigo. Bien, que se divirtiera, a ver si así dejaba de hacer el gilipollas y volvía a ser el Jaejoong de siempre, porque ya estaba empezando a cansarse de todo eso.

Se dirigió hacia la cocina para servirse un vaso de leche, y luego regresó al salón con la intención de ponerse a ver un rato la tele. Pero antes de que pudiese ni siquiera encender el televisor, su móvil comenzó a sonar, y la pantallita de su teléfono le indicó quien lo estaba llamando: Era Jaejoong.

Durante uno o dos segundos, Changmin consideró seriamente la posibilidad de no cogerle el teléfono. Claro que eso supondría tener que apagar el móvil para el resto de la noche, porque no dejarían de llegar mensajes....

Pero tratándose de su hyung, no era descabellado pensar que se hubiese metido en algún lío importante, como hacer cosas que no debería en un sitio público o meterse con las personas equivocadas. Cuando Jaejoong estaba realmente preocupado por algo, su mente tendía a focalizarse en eso, por lo que no le quedaba espacio para pensar en las cosas que hacía o decía a los demás...

Suspirando, abrió la tapa del móvil y preguntó:

—¿Qué quieres, Jaejoong?

—Eres un cabrón —contestó la voz pastosa de su hyung al otro lado de la línea—. Eres un auténtico cabronazo y no sabes cómo me gustaría poder odiarte...

Changmin elevó una ceja ante sus palabras, reconociendo al instante el tono de voz de su compañero. Era evidente que Jaejoong había estado bebiendo, como había pensado, pero a juzgar por lo pastoso de su voz y lo mucho que parecía costarle vocalizar, había tomado más alcohol del que tomaba habitualmente.

—Estás borracho.

—Las cosas siempre tienen que ser como tu quieres —continuó, ignorándolo por completo—. Dices lo que te da la gana y luego te largas sin darme opción a responderte...

Changmin volvió a suspirar, cerrando los ojos, y respondió con voz paciente.

—No tenías nada que decirme, Jaejoong...

—¡Sí! —exclamó, elevando el tono de voz—. Sí, sí, sí. Tenía que decirte precisamente eso: Eres un cabrón. Tú dices que no quieres que te cuente nada obi...oblivi... que no te cuente nada a la fuerza, pero luego me presionas cada vez que puedes insistiendo en que no confío en ti...

Vale, en parte tenía razón. Él no quería obligar a Jaejoong a nada, pero al mismo tiempo toda la situación le parecía surrealista, y su curiosidad natural no hacía más que volverlo loco. Mil y una posibilidades habían pasado por su mente, posibilidades que había descartado prácticamente al instante por ser absolutamente imposibles. Sólo dos le parecían medianamente razonables, y aun así era imaginar demasiado...

Sólo quería saber de una maldita vez lo que pasaba... No era tanto pedir, ¿o sí?

Volvió a suspirar, consciente de que ese no era el momento ni el lugar para hablar de todo eso.

—Jaejoong, no voy a discutir contigo, estás borracho —dijo, intentando no hacer mucho caso de sus palabras.

—Sí, estoy borracho, ¡Pero hablo muy en serio! —gritó, provocando que tuviese que apartarse un poco el móvil de la oreja—. Joder, Changmin, ¿Por qué no entiendes que no te puedo contar lo que me pasa? Tú menos que nadie deberías querer saberlo...

¿Él menos que nadie? ¿De qué coño iba Jaejoong? Él era el único interesado en todo eso ya que le afectaba directamente. Y si cualquiera de las hipótesis que había pensado eran remotamente posibles, mucho más. ¡Joder! ¿Cómo iba a ignorar algo así y actuar como si nada pasara?

—Haz el favor de bajar la voz, que aun no estoy sordo —dijo, intentando no alterarse también—. Y mejor hablamos mañana, cuando sepas lo que estás diciendo.

—¡NI SE TE OCURRA COLGARME! —volvió a gritar su hyung, ahora con más fuerza—. Esta vez no vas a dejarme con la palabra en la boca, dongsaeng malcriado.

Changmin volvió a suspirar, cansado. Si quería hablar, que lo hiciera. Cuando se ponía en ese plan era mejor no discutir con él y dejarle hacer lo que quisiera...

—Bien, te escucho —respondió resignado.

Exactamente como esperaba, desde el otro lado de la línea sólo le llegó la música del garito perdido donde Jaejoong había estado bebiendo. Su compañero se quedó en silencio, seguramente confundido por el hecho de que hubiese decidido no discutir con él, e inseguro porque realmente no podía decir nada, al menos nada de lo que seguramente tenía en la cabeza.

—¿Lo ves? —respondió Changmin, después de un par de minutos de silencio—. Realmente no tienes nada que decir...

Una especie de resoplido de Jaejoong se escuchó a través del auricular, pero nuevamente guardó silencio.

Realmente era un caso perdido...
Changmin abrió la boca para contestar, pero antes de que pudiese hacerlo, la voz pastosa de Jaejoong susurró:

—No soporto que me odies.

Changmin frunció el entrecejo ante la afirmación. ¿Qué se supone que quería decir eso? Era evidente que él no lo odiaba, ni mucho menos, sino toda esa idiotez le traería sin cuidado. Vale que podían discutir una y mil veces, pero eso siempre lo habían hecho, y no por eso habían dejado de ser como hermanos. Y Jaejoong lo sabía, aun estando completamente borracho... No, no se trataba de eso.

Jaejoong había hablado en presente, pero no se refería a que él lo odiase en ese momento. Se refería al futuro, a lo que él creía que podía ocurrir si le contaba lo que tanto estaba tratando de esconder. Jaejoong estaba convencido de que si se lo contaba arruinaría su relación actual...

¿Realmente podría ser lo que pensaba? ¿No era tan descabellado que Jaejoong...?

Changmin se puso en pie, y se dirigió inmediatamente hacia el vestíbulo, al tiempo que decía:

—Dime dónde estás, Jaejoong. No estás en condiciones de conducir, voy a ir a recogerte.



9 comentarios:

  1. OMG!!! porque le dejas alli!!
    hubieras dejado que Jaejoong escuchara la otra teoria de Changmin lol esperare el siguiente capi con ansias

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  2. Si hubiese dejado que Jaejoong escuchase la otra teoría de Changmin, lo que pasa en el siguiente capítulo no tendría sentido xDDD Además, ¡Me encanta mortificarlos! xDDD
    Muchas gracias por tu comentario ^_^

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  3. Anónimo8/9/10, 5:33

    cuando es el siguiente cappo ya paso una semana T-T

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  4. Sí, lo sé. Probablemente será el viernes, porque he tenido que cambiar una de las escenas de arriba a abajo porque no me gustaba nada de nada como había quedado. Pero eso, a más tardar el viernes tendréis capi nuevo ^_^

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  5. gracias!!!♥♥♥

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  6. omg!!!! esta cada vez mejor!!! tenia siglos sin entrar a a pc pero desde k la prendi me dirigi directo aca pk ese fic lo estuve esperando mucho y valio la pena cada segundo contado xD!!!! yay go minnie go jae go jaeminnn ah ah go go xD

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  7. Me alegro de que pienses que mereció la pena la espera! Hoy cuando me he levantado y he visto todos tus comentarios se me ha puesto una sonrisa en la cara que todavía no se me ha borrado.
    Muchísimas gracias!

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  8. hola!!! llegue a tu blog por que empeze a leer tu fic en lalaTVXQ y no aguante las ganas de leer mas y me tope con tu blog jaja.......... esta demasiado interesante tu fic....waaaa ya quiero saber q pasa jeje...estare al pendiente de tu blog. saludos!!

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  9. ¡¡Muchas gracias!!
    Me alegro de que te haya gustado el fic tanto como para buscar el resto, eso le alegra el día a cualquiera! Y gracias también por comentar.
    ¡Nos veremos por aquí! ^_^

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