23 agosto 2010

Capítulo 2 (Recursos de la mente)


Capítulo 2: Paradojas




Jaejoong fulminó a la mujer con la mirada, entrecerrando los ojos ante su afirmación. Se suponía que ella no tenía derecho a revelar la información que hubiese obtenido en las sesiones con sus otros pacientes, pero estaba obviando esa pequeña obligación por completo. Era evidente que quería ponerlo contra las cuerdas y obligarlo a revelar que estaba obsesionado con Changmin hasta el agotamiento, que lo deseaba con una intensidad que rallaba la locura... ¿Pero de qué serviría que se lo confesara? Eso no solucionaría el problema, sólo crearía otro al poner a Changmin en su contra. No soportaría ver el asco, o peor, el desprecio, impreso en la mirada de su dongsaeng...

No podía hacerlo, de ninguna de las maneras. Mentiría si hacía falta, sería su palabra contra la de esa mujer y Changmin lo creería a él.

—No me importa —dijo entonces Changmin, quebrando el silencio que se había hecho tras la afirmación de la psicóloga.

Jaejoong se giró hacia él, con los ojos abiertos como platos por la sorpresa. ¿Desde cuándo a Changmin no le importaba algo que lo involucrara directamente? Es más, ¿Desde cuándo perdía una oportunidad de atormentarlo a él?

Estaba mintiendo. Changmin estaba mintiendo, al igual que había pretendido hacerlo él. Jaejoong sabía positivamente que la curiosidad debía de estar carcomiéndole por dentro, pero era evidente que no quería darle el placer a la psicóloga de entrar en su juego. Sólo había una cosa que superase la curiosidad de Changmin, y era esa era su orgullo...

No pudo evitar sonreír ante la paradoja que tenía delante. En esa consulta estaba teniendo lugar una batalla de voluntades, y la psicóloga iba perdiendo. No había nadie más obstinado que Changmin cuando se lo proponía.

—Vuelves a mentir—dijo la psicóloga, sin perder ni un ápice de su entusiasmo—. Pero entiendo el por qué lo haces. Piensas que si estoy decidida a decir algo, lo haré con tu consentimiento o sin el...

—No. Pienso que si hubiese pretendido decir algo de verdad, ya lo hubiese hecho. Lo que usted quiere es enredarme para que sea yo quien le pregunte a Jae el porqué. Y no voy a hacerlo. Si él quiere contarme algo, lo hará a su debido tiempo...

Jaejoong volvió a sorprenderse por la respuesta de Changmin, aunque realmente no hubiese debido sorprenderle. Podía acusarse a su dongsaeng de mil cosas, pero ser irrespetuoso con los demás no era una de ellas. Podía ser borde, sarcástico y enfadarse de un modo que hacía que todos a su alrededor lo evitasen, pero los respetaba del mismo modo que esperaba que lo respetasen a él.

Volvió a sonreír, aun a pesar de que Changmin no se había girado en ningún momento hacia él, y luego se giró hacia la psicóloga para encararla. Ya estaba bien de que jugara con él, era el momento de coger el toro por los cuernos.

—Yo tengo una duda —dijo, relajado ahora, mirándola fijamente—. ¿No se supone que usted no puede revelar lo que averigua en sus sesiones a otros pacientes? Eso es muy poco ortodoxo...

Si había esperado que la mujer se mostrara contricta por su falta, se quedó con las ganas. Ella lo miró, esbozando nuevamente esa espeluznante sonrisa, y abrió la boca para responderle. Mas antes de que pudiese hacerlo, fue Changmin el que volvió a hablar.

—Puede hacerlo —a pesar de que le estaba respondiendo a él, Changmin no lo miró. Mantenía su mirada fija en la psicóloga, completamente helada—. Puede hacerlo sin faltar al secreto profesional por una simple razón.

Jaejoong esperó, completamente desconcertado, pero Changmin guardó silencio unos instantes más, sin apartar la vista de la mujer ni un solo instante. Estaba claro que esa razón tan aparentemente simple no le hacía más gracia que a él, y por eso la mujer merecía ser receptora de toda la frialdad que podía proyectar con su mirada. Y no era poca. Jaejoong sabía muy bien lo mucho que podía perturbar la mirada de Changmin cuando decidía fulminarte con ella.

Tras unos segundos que se hicieron eternos, por fin se giró hacia él, y sus ojos se hicieron instantáneamente más cálidos antes de continuar:

—Ella puede hacerlo porque técnicamente su paciente es Dong Bang Shin Ki, y eso nos incluye a todos. Por lo tanto no está revelando información a otros pacientes, sino a otras... facciones del mismo.

Jaejoong hubiese debido sentirse furioso por ese ‘pequeño matiz’, y aun más furioso por no haberse dado cuenta él mismo de ese detalle, pero lo cierto es que sus pensamientos estaban muy lejos de esas ‘trivialidades’. Porque Changmin había apoyado distraídamente la mano en su pierna derecha mientras hablaba, como si no se diese cuenta de lo que hacía, y todo pensamiento racional de Jaejoong había salido por la ventana.

El había podido advertir el roce, el calor que transmitía la mano de Changmin allí donde se apoyaba sobre su pantalón, tanto que parecía quemar, y su vista se había perdido en esos largos y suaves dedos, en los marcados tendones que unían su mano con la muñeca, en el brazo duro y musculoso que nacía ahí... Y miles de las imágenes que poblaban sus sueños habían inundado su mente en un nanosegundo, imágenes de lo que esos dedos eran capaces de hacer, de las sensaciones que eran capaces de provocar en él...

Todo su cuerpo se había puesto en tensión en ese brevísimo instante, mientras su corazón hacía el intento de perforar su pecho a juzgar por la intensidad con que latía contra él...

Apartó la vista rápidamente, tratando de apartar también esos pensamientos, con tan mala fortuna que sus ojos se encontraron con los de la psicóloga y lo que vio en ellos lo aterró. Ella comprendía. Probablemente había hecho mil conjeturas de cuál sería el problema exacto que tendría con Changmin, pero como él se había negado a hablar, sólo se habían quedado en eso, meras especulaciones.

Sin embargo, le había bastado ese brevísimo instante de contacto entre ellos para comprender cuál era exactamente el problema: por qué lo turbaba la presencia de Changmin, su mera mención, y por qué se había negado sistemáticamente a hablar de ello...

Jaejoong se tensó todavía más, si es que era posible, al darse cuenta de que ahora estaba por completo en sus manos. Y si ella hablaba, como parecía estar dispuesta a hacer, estaba bien jodido... Porque si pensaba que debía hablarlo con Changmin para que este pudiera rechazarlo formalmente y olvidar el tema de una vez, estaba muy equivocada... Eso crearía un problema mucho, mucho peor...

Y lo destrozaría por completo.

—Es cierto, puedo hablar con todos vosotros de lo que sé de los demás —dijo entonces la mujer, y el corazón de Jaejoong latió aún más violentamente mientras esperaba sus siguientes palabras—. Pero puedo respetar vuestra voluntad si me pedís que no lo haga —añadió, mirándolo significativamente.

Jaejoong frunció el entrecejo, descolocado por completo. Podía asegurar que esa era la reacción que menos esperaba. De hecho, no le habría sorprendido que la mujer se hubiese puesto a gritarle a Changmin un “¡Apártate de él, quiere acostarse contigo!”. Pero no. Por algún motivo había decidido callarse, y aunque Jaejoong no se fiaba ni un pelo de ella, se sintió medianamente aliviado.

—Se está haciendo tarde, y todavía tengo que hablar con vuestros compañeros— continuó, volviendo la vista hacia su cuaderno de notas y apuntando algo—. Nos vemos mañana, pero por separado. Volveréis a tener las sesiones individuales que estaba programadas.


—~o0o~—



Jaejoong no quiso ni levantar la vista hacia Changmin mientras dejaban la consulta, y, aunque caminaba a su lado, sus pensamientos estaban muy lejos de allí. O bueno, no tanto. Más o menos un piso más arriba, girando por el pasillo de la derecha en la séptima puerta. La actitud de la psicóloga lo había desconcertado por completo. Cuando por fin lo tenía en sus manos, aprisionado completamente contra las cuerdas, lo dejaba marchar sin más, sin abrir la boca, y le quitaba la presión de tener que asistir nuevamente con Changmin a las sesiones...

No la entendía para nada, y esa era una de las peores sensaciones que podía tener, porque no podía anticipar su siguiente movimiento y prepararse para él.

Necesitaba pensar, y necesitaba hacerlo solo, porque la presencia de Changmin sólo lograría distraerlo y confundirlo mucho más de lo que ya estaba.

—Yo... tengo algo que hacer —dijo, sin levantar la vista.

Bueno, vale, no se trataba sólo del hecho de que necesitase pensar. También quería alejarse de su dongsaeng y de su inquisidora mirada. Podía haber dicho en el despacho que no le importaba saber qué problema tenía con él, pero ambos sabían que no era cierto... No creía que fuese a hacerlo, pero mejor evitarle la tentación de cuestionarle nada.

—Bien —respondió Changmin, con tono cansado.

Jaejoong elevó la vista hacia él para despedirse con una sonrisa falsa, y se preguntó vagamente qué le estaría pasando por la cabeza. Changmin tenía una expresión pétrea en la cara, vacía, esa que ponía siempre que quería evitar que nadie supiese lo que pensaba. Lo que inevitablemente significaba que había algo en su mente a lo que no paraba de darle vueltas...

Sin apenas darse cuenta, Jaejoong se detuvo, y sin pararse un instante a pensar en lo que iba a decir, preguntó:

—¿Por qué no quisiste saber los motivos por los que tuvimos sesión conjunta hoy?

En cuanto pronunció las palabras, Jaejoong se flageló mentalmente. ¿No había pretendido evitar que Changmin lo cuestionase? ¿Por qué sacaba entonces el tema a colación? ¿Qué tornillo se le había perdido para hablar sin pensar siempre que debía mantener la boca cerrada?

Changmin se detuvo también, un par de pasos por delante, y se giró hacia él para mirarlo. Durante un segundo no dijo nada, se limitó a mirarlo, inclinando levemente la cabeza hacia la derecha, como si estuviese midiendo sus palabras... Y luego dijo:

—No necesito que nadie me diga que te pasa algo conmigo, eso es más que evidente. Como también es obvio que no quieres hablar de ello —respondió, mirándolo todavía tras esa máscara que impedía leer nada en su rostro—. No quiero que me cuentes nada porque te sientas obligado a hacerlo. Quiero que cuando lo hagas sea porque confías en mí.

Y sin decir nada más, volvió a darse la vuelta y se alejó, dejando a Jaejoong completamente congelado sobre la acera. Changmin pensaba que no confiaba en él... y eso dolía, porque no podía estar más alejado de la realidad.


—~o0o~—



Un intenso gemido escapó de sus labios al tiempo que sentía cómo Changmin se deslizaba en su interior, lentamente, sin la rapidez que su propio cuerpo estaba exigiendo. Intentó retener algo de aire en los pulmones mientras forcejeaba, tratando de enterrar sus manos en ese cuerpo que pedía a gritos ser mordido y acariciado hasta el cansancio, pero la presión con la que su dongsaeng las mantenía pegadas a la mesa de madera, por encima de su cabeza, era demasiada...

Frustrado, Jaejoong se mordió el labio, mirándolo suplicante, mientras movía sus caderas contra Changmin, exigiéndole el ritmo que él necesitaba, el roce de ese cuerpo musculoso contra el suyo mientras el sudor de ambos se mezclaba... pero no lo consiguió. Changmin sólo lo miró, completamente quieto por un instante, y luego esbozó esa sonrisa torcida suya que lo volvía loco.

—No hay ninguna prisa, Jae —murmuró, acercándose a su oído y rozándolo con su aliento de ese modo que siempre lograba estremecerlo.

—Por favor, Changmin...

Suplicando. Estaba suplicando. Pero en ese momento no le importaba nada más que conseguir que Changmin se enterrara una y otra vez en su interior, más rápido, más fuerte, mientras su vientre rozaba una y otra vez esa parte tan necesitada de su cuerpo...

Volvió a elevar sus caderas, revolviéndose bajo el peso de su dongsaeng para pegarse más y más a él... y lo consiguió, porque el gemido que escuchó contra su oreja le dijo claramente que Changmin no estaba tan calmado como pretendía aparentar. Jae repitió el movimiento una y otra vez, tentándolo, friccionando su miembro contra él en una caricia que lo estaba volviendo loco... y un instante después sintió como Min se rendía y comenzaba a moverse más y más rápido...

Jaejoong volvió a gemir, más hondo esta vez, cerrando los ojos con fuerza ante la intensidad de lo que sentía. Dios, no podía haber nada mejor que eso, absolutamente nada...

Los labios de Changmin buscaron los suyos, atormentándolo, impidiendo que el aire que tanto necesitaba llegase regularmente a sus pulmones... pero no importaba, porque las cosas que hacía con su lengua eran mucho mejores que el oxígeno. Y Dios, el ritmo de sus embestidas lo estaban volviendo completamente loco...

Apretó los puños, con fuerza, sintiendo como Changmin aumentaba aun más el ritmo, impactando una y otra vez ese punto en su interior que lo llevaba directamente hacia el abismo... Y sintió como Min lo soltaba y colaba una de sus manos entre ellos para acariciarlo allí donde su cuerpo pedía a gritos ser tocado...

¡Joder! ¡Eso debería estar prohibido!

Jae gimió roncamente, echando la cabeza hacia atrás, mientras su respiración se hacía aún más errática, y enterró su mano izquierda en el pelo de Changmin, tratando de aferrarse a algo, lo que fuera... Necesitaba más. Más hondo, más rápido, más fuerte...

—OhDiosDios...

Con un último y ronco gemido, se corrió violentamente contra Changmin, arqueando la espalda y golpeándose con fuerza contra la superficie de madera...

Jaejoong se despertó justo en el instante en que su ropa interior se humedecía por la intensidad con que su cuerpo había entrado en sus sueños...

Había sido tan real... Casi podía sentir el olor almizclado de Changmin, su cuerpo sudoroso contra el de él, su respiración agitada contra la piel sensible de su cuello...

Y deseaba tanto que hubiese sido real... ¡Dios, cuánto lo deseaba! Estaba cansado de despertarse todas las noches en el mismo estado, de tener que levantarse cada madrugada, tratando de no hacer ruido, para ir al baño a ponerse ropa interior limpia después de que su miembro decidiese hacer una fiesta por su cuenta... ¡Era tan bochornoso!

Y sin embargo no podía evitarlo. Lo había intentado. De verdad que lo había intentado con todas sus fuerzas, tratando de pensar en otras cosas, de acostarse tarde y completamente agotado para intentar no soñar nada... pero nada había funcionado. Y cada vez era peor, porque los límites entre la realidad y la imaginación se volvían cada vez más difusos, y su mente se llenaba del recuerdo de sus sueños en cuanto tenía a Changmin delante...

¿Pero cómo hacía para evitar que todas esas imágenes invadieran su mente? No podía evitarlo, no cuando deseaba tantísimo que esos sueños se volviesen realidad... No cuando Changmin le sonreía de manera natural, genuina, confiando por completo en él...

No podía traicionar su confianza de ninguna de las maneras... ¡¡¡Pero terminaría volviéndose loco si seguía así!!!

Jaejoong se llevó las manos a cara, apretando las palmas contra sus ojos y resoplando con frustración. Había esperado que todo eso pasara, que en algún punto su mente recobrase la cordura, pero se daba cuenta de que cada día era peor. No se trataba de ningún caso de locura transitoria, ni nada que se le pareciera. Era otra cosa. Pero Jaejoong no quería ni siquiera preguntarse a sí mismo el qué...

—¿Vas a contármelo?

La voz de Yoochun lo sobresaltó, sacándolo por un instante de toda esa espiral de sentimientos y pensamientos contradictorios. Había sonado a su izquierda, desde la cama de al lado, en un tono suave y completamente calmo. Por un momento Jaejoong pensó que su compañero estaba hablando en sueños, pero enseguida cayó en la cuenta de que Yoochun nunca lo hacía. Además, su voz había sonado demasiado clara, sin ese tono pastoso y ronco de quien lleva dormido un buen rato.

En lugar de contestar, Jaejoong se giró en dirección a la voz de su compañero y preguntó:

—¿Por qué no estás durmiendo, Chun?

Su amigo resopló, y Jae casi pudo verlo sonreír sarcásticamente, aun cuando la oscuridad de la habitación era absoluta.

—¿Contigo suspirando cada pocos minutos y dando vueltas como una fiera enjaulada? Difícilmente...

—¡Yo no estaba haciendo ruido! —replicó Jaejoong, indignado.

Todas y cada una de las noches ponía especial cuidado en no perturbar el silencio, en levantarse y caminar sin que el más mínimo sonido quebrase la tranquilidad reinante. Ya bastante tenía él con lidiar con sus propia locura como para incluir en ella al resto de sus compañeros...

—Jaejoong —lo cortó Yoochun, con ese tono aburrido que podría emplear un profesor al hablarle a sus alumnos—, no voy a repetir lo que he escuchado, pero a juzgar por la clase de ruidos que estabas haciendo, apostaría a que estabas teniendo un sueño realmente interesante...

Jae abrió la boca por la sorpresa, soltando una exclamación ahogada. ¿Yoochun había escuchado eso? ¿Había oído cómo él gemía e imaginado lo que estaba pasando?

Se tapó con las mantas hasta la cabeza, aun a pesar de que sabía que Yoochun no podía verlo en la oscuridad. ¡¡Por Dios!! La situación ya había sido lo suficientemente bochornosa de por sí sin que nadie se enterara de ella, ¿Por qué tenía que compartir la habitación con alguien con un sueño tan ligero como Yoochun?

—Eso es... ¡¡¡Perturbador!!! —exclamó, con la voz ahogada por las mantas que aun cubrían su cabeza.

—Estoy de acuerdo. No es precisamente el sonido que uno quiere escuchar cuando está intentando dormir—respondió Yoochun, con voz evidentemente divertida—. Pero uno deja de sorprenderse después de las trescientas primeras veces...

Se lo estaba pasando en grande. El muy capullo estaba disfrutando como un enano atormentándolo, y a pesar del aturdimiento que le habían producido sus confesiones, Jaejoong podía darse perfecta cuenta de esto. ¡¡No se trataba sólo de esa noche!! Su compañero lo había escuchado alguna otra vez, a saber cuántas, y por eso había decidido acabar con su curiosidad y atormentarlo en el proceso. Señor, ¿por qué no podía ser una persona de esas a las que ni siquiera los terremotos despertaban?

—¡No tiene ni puta gracia! —volvió a exclamar, furioso, apartando por fin las mantas de su cara.

—En realidad sí la tiene, pero estás demasiado metido en el asunto como para verla.

—¡Joder, Yoochun! No me vengas con historias. Todo el mundo ha tenido esa clase de sueños alguna vez.

—Sí, pero ese no es el punto, ¿verdad? —preguntó Yoochun, aun con ese tono divertido en la voz—. En realidad no te molesta que yo haya escuchado alguna que otra de tus fiestas privadas. Lo que te molesta y perturba a un tiempo es que puedas haber desvelado algo que no quieres que sepamos...

¿Por qué? ¿Por qué tenía que compartir habitación con él? ¿Por qué con el único de sus cuatro compañeros que se asemejaba de forma perturbadora a un verdadero psicólogo? ¿Es que estaban todos confabulados en su contra o qué?

Obviamente tenía razón, y como siempre había ido directo al punto clave del problema. Estaba furioso, realmente furioso, pero no con Yoochun, sino consigo mismo. Porque podía controlar lo que hacía estando consciente, pero la inconsciencia no podía dominarla... lo cual resultaba realmente aterrador. Nunca había sido una persona que hablara en sueños, lo sabía muy bien, pero sólo faltaba que quisiese ocultar algo como para que su alter ego se pusiese a gritarlo en sueños...

—¿Vas a contarme cuál es el problema o no? —repitió Yoochun, haciéndose eco de la frase con la que había iniciado esa surrealista conversación—. Y ni se te ocurra decirme que no hay ningún problema, porque yo ni siquiera necesitaría conocer tus sueños para saber que hay algo que no está funcionando desde que nos hemos mudado.

Estaba jodido, y lo sabía. Pero también estaba cansado de llevar el peso él sólo, de callarse y fingir, fingir y fingir. Era evidente que ese problema no iba a desaparecer sin más, por mucho que él lo desease, y quizás si lo contaba...

Suspiró, cerrando los ojos, y en apenas en un murmullo dijo:

—No sé por dónde empezar, Chun. Es... complicado.

Su compañero guardó silencio unos instantes, instándolo a continuar, pero Jaejoong tenía tal lío en la cabeza que no era capaz de poner en palabras lo que le ocurría. Al menos no si quería emplear algo semejante a la coherencia. Y decirlo en voz alta lo haría tan irrevocable, tan real...

Al ver que no respondía, fue Yoochun quien volvió a hablar:

—Puedes comenzar por hablarme de Changmin...

—¿Cómo coño...? —exclamó Jaejoong, elevando exageradamente el tono de voz.

¿Es que lo llevaba pintado en la cara? Joder con sus dotes interpretativas, estaban resultando ser muy eficaces, sí señor...

—Jae, no nos conocimos ayer. El modo en que miras a nuestro dongsaeng... el modo en que le evitas... y esos sueños... No hace falta ser Einstein para atar cabos.

No respondió. Jaejoong se quedó callado, mirando a la oscuridad, completamente avergonzado de sí mismo, de la situación y de todo lo que había pasado desde que había puesto sus ojos en esa maldita serie de televisión en la que salía Changmin. ¿Por qué no se había limitado a bombardearlos por teléfono en lugar de ponerse a seguir los trabajos que cada uno de ellos estaban haciendo? Si no la hubiese visto, nunca habría tenido esa clase de pensamientos, nunca se habría preguntado cómo era Changmin con las chicas ni cómo se las ingeniaba para ligar...

Podría haberle sorprendido su pequeño cambio físico, pero no se habría fijado en su cuerpo de ese modo; ni admirado las líneas que definían sus músculos deseando acariciarlos con la mano para ver si eran tan duros como parecían; ni habría mirado su abdomen deseando enterrar su boca en él sólo para ver si era capaz de atrapar un pedazo de esa exquisita piel entre los dientes...

—¡Joder! —volvió a exclamar en alto, cerrando los ojos con fuerza para alejar esas imágenes—. Esto es una mierda.

—Puedo ver dónde está el problema, sí —susurró Yoochun, toda diversión olvidada.

—Esto es una mierda, Chun —repitió—. Yo debería mirarlo como mi hermano pequeño, que es lo que ha sido siempre, y no como...

Se calló, incapaz de poner en palabras el final de la frase. ¿Mirarlo como qué? ¿Cómo si él fuese un perro hambriento y Changmin un pedazo de carne? ¿Cómo una fan completamente obsesionada? ¿Cómo si se estuviese muriendo y Changmin fuese el remedio de todos sus males? ¡No era nada de eso!

—Dime una cosa, Jae —dijo Yoochun, tras unos instantes de silencio—. ¿Cómo de... perturbador es lo que te pasa con Min? ¿Perturbador del tipo ‘odio tener estos sueños porque luego no puedo mirarle del mismo modo’ o perturbador en plan ‘estoy bien jodido porque quisiera que esos sueños fuesen realidad’?

Jae suspiró, derrotado, antes de responder en apenas un susurro:

—Perturbador del tipo ‘ya no diferencio fantasía de realidad y en cualquier momento le salto encima’.

—¡Joder! —exclamó Yoochun esta vez.

—Sí, justamente.

—Ahora entiendo que hayas estado evitándole de ese modo...

—Yoochun... —murmuró, y su voz sonó tan lastimera que hasta a él mismo le sorprendió—. Yoochun, no mejora... Pensé que se me pasaría, como tantas otras veces, pero no es así. Cada vez es peor... ¡Joder, cómo odio todo esto!

Estaba completamente desesperado, y una vez que había empezado a hablar quería contarlo todo. A lo mejor su compañero tenía alguna solución, podía darle algún consejo... O quizás llamaba directamente al manicomio para que vinieran a recogerlo porque era una ‘especie potencialmente peligrosa’ para el género humano... Cualquiera que fuese el caso sería una buena solución, porque al menos lo alejaría de Changmin...

—Jae, ¿Cuándo exactamente empezó todo esto? Porque, quizás me equivoque, pero por tus palabras no parece precisamente reciente... —dijo Yoochun, elucubrando—. Fue antes de mudarnos de nuevo, ¿Verdad?

—Sí —contestó simplemente.

—¿Cuándo? —preguntó, extrañado por la respuesta—. No le veías muy a menudo, ¿o sí?

Jaejoong volvió a suspirar pesadamente.

—Su drama, Paradise Meadow. Él y aquella chica...

Yoochun se echó a reír sin ni siquiera dejarle terminar la frase, y Jaejoong le envió volando uno de los cojines de su cama, esperando que le diese en la cara...

No fue así, a juzgar por el sonido de la risa que seguía llegándole desde la cama de Yoochun. ¿Qué diablos era tan divertido? Se estaría volviendo un viejo amargado, porque él no le veía ni pizca de gracia a todo el asunto...

—¡Por Dios, Jaejoong! ¡Estas cosas sólo podrían pasarte a ti! —exclamó Yoochun, todavía riéndose.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Has vivido un montón de años con el Changmin de carne y hueso, el de verdad, el que no está actuando con un guión predefinido... ¿Y te vas a fijar en él cuando sale en televisión? Dios, es tan absurdo, tan... tu.

Jaejoong entrecerró los ojos, deseando poder fulminarlo con la mirada, pero la profunda oscuridad le impedía poder distinguirlo siquiera. ¿Por qué sonaba tan mal cuando lo decía Yoochun? No había sido así para nada... Bueno, técnicamente sí, pero con matices. Él no se había fijado en la personalidad del Changmin de la pantalla, ni le había sorprendido el hecho de verlo por televisión. Había sido precisamente la diferencia existente entre el Changmin que conocía y ese otro falso del televisor lo que le había llamado la atención, el saber que no era real y preguntarse cómo sería el de verdad en las mismas situaciones...

Era muy distinto de lo que seguramente estaba imaginando Yoochun.

—Ahora entiendo que la psicóloga os haya mandado ir juntos hoy —continuó Yoochun, divertido—. En cuanto le contaste esto seguro que quiso verlo con sus propios ojos...

—No se lo he contado —dijo Jaejoong con firmeza, cortando en seco las conjeturas de su compañero.

—¿Perdón?

—No le he contado nada de esto. Ella sabe que existe un problema, y que tiene que ver con Changmin, pero no sabe exactamente cuál. O bueno, no lo sabía, porque después de la desastrosa sesión de hoy...

Después de la mirada sagaz que había sorprendido en sus ojos justo en aquel momento en que Changmin había apoyado la mano en su pierna, le quedaban pocas esperanzas de que no lo hubiese adivinado. A esa mujer no se le escapaba nada, y temía el momento de volver a tenerla delante...

—¿Por qué no se lo has contado? —preguntó Yoochun extrañado.

—Porque... a ella no le interesa. Somos capaces de resolver nuestros propios problemas sin que nadie se inmiscuya en ellos...

—Sí, ya veo —respondió sarcásticamente—. Estás haciendo un magnífico trabajo superando esto, sí señor.

—Sabes lo que quiero decir...

—Jaejoong, eres idiota. Se supone que su trabajo es ayudarnos...

—Torturarnos más bien.

—No, ayudarnos —reiteró Yoochun, completamente serio—. Ya te torturas tu sólo más que suficiente, no necesitas su ayuda para eso. Sin embargo, sí podría ayudarte a comprender mejor lo que te pasa y a superarlo... a no ser que realmente no quieras hacerlo.

—¿Piensas que me gusta esto? —preguntó Jaejoong más fuerte de lo que pretendía, completamente alterado por la sugerencia—. ¿Piensas que es agradable soñar todas las puñeteras noches que te acuestas con quien deberías considerar tu hermano pequeño? ¿Piensas que me gusta desear cada maldito minuto del día a alguien que jamás podrá mirarme de ese modo? ¿Crees acaso que es fácil apartar la vista y apretar los puños hasta enterrarte las uñas en las palmas para evitar hacer algo de lo que luego vas a arrepentirte?

No, no era ni remotamente fácil. Era lo más difícil del mundo, sobre todo cuando se daba cuenta de que su autocontrol cada vez era menor... Apartarse dolía casi de un modo físico, y la certeza de saber que Changmin nunca lo vería así no hacía más que echar sal a esa herida...

—No —dijo Yoochun tras un instante de silencio, con ese tono calmado y racional que en esos momentos le parecía tan odioso—, imagino que no. Pero dime una cosa, Jae, ¿En qué mejora tu situación el guardar silencio con la psicóloga?

Jaejoong lo pensó durante un instante, y enseguida cayó en la cuenta de que Yoochun tenía razón.

—En nada... —susurró derrotado.

—Exacto. Sin embargo si se lo cuentas la situación sí puede mejorar, ella puede ayudarte... Piénsalo.



7 comentarios:

  1. ya no diferencio fantasía de realidad y en cualquier momento le salto encima’.
    eso dio risa,, peor ame el fic plz continualo prontitoo!!! *0* y sip tienes raozn cualquiera coje inspiracion y mas con la interpretaciond e sa pic de dont do dios miooo y maximun con yunho ese baile me volvi loca!!!! y ya quiero que salga paradise meadow!!! *0*

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  2. Yo también me volví completamente loca con todas las actuaciones y todas las fotos que han salido de ellas!! Lo bien que le ha sentado a este hombre el gimnasio no es normal!!
    Y sí, yo también quiero ver ya Paradise Meadow!! Que al paso que vamos... ¬¬
    Muchas gracias por comentar! ^_^ Y me alegro un montón de que te guste!
    Un besazo!

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  3. que psicóloga ni que nada el alter ego de jae chun sale al rescate de jae aaa me dio mucha risa como se burlo de el. y si como no si con las fotos de changmin wow es que que cambios da la verdad cuando lo vi las fancams, me quede de queeeee bien escondidito que te lo tenias min baba

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  4. Es que esas fotos son un delito para la tranquilidad psicológica de las fans de Changmin... Por Dios, ¿Cómo se puede estar tan bueno? *¬*
    En cuanto al capítulo, sí, Chun al rescate, aunque yo todavía no tengo claro si para ayudar a Jaejoong o para atormentarlo aún más xDDD
    Muchísimas gracias por comentar, guapa! Es un placer saber lo que pensáis a medida que leéis! ^_^
    Besos!

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  5. Hi!
    Buen fic...eres muy buena autora sshi!!!
    Ayyy...amé el capítulo...igual que la fotito al final X_X
    Sigue así!
    No cabe duda, las autoras a las que les gusta Min, son muy talentosas!!!

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  6. Me alegro de que te haya gustado el capi! ^_^
    No me extraña que te guste la foto, es que Changmin en el smtown estaba PARA COMÉRSELO xDD

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  7. me encanta! amo las personalidades de cada uno de ellos

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