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22 septiembre 2013

Celos



Rating: R
Palabras: 541
Resumen: Los celos, por más que uno se empaña, no se pueden evitar.
Disclaimer: Aunque nadie se lo crea, ellos no me pertenecen...
Notas: Esto puede considerarse algo así como parte del universo de 'Juego'.




7. Celos




No puede evitarlo. Es superior a sus fuerzas, a todo lo que es. Jaejoong sabe que es irracional y estúpido, que no tiene motivos y mucho menos derecho, pero le da igual. No le importa si sólo puede tener a Changmin cuando se encuentran por casualidad en hoteles sin nombre o garitos atestados; si sólo puede recorrer su piel con furia y desesperación hasta quedarse sin aliento y sin voz; si sus conversaciones son insustanciales y evitan los temas crudos que siguen pendientes entre ellos. 

No le importa. 

Porque en esos instantes Changmin es total e indiscutiblemente suyo. No hay espacio para nadie más entre besos que lo dicen todo, entre caricias que no se ocultan ni pretenden ser nada más. Entre miradas que son más fuertes que unos y que otras, que atraviesan y estremecen y traen paz y tormento a la vez.

Le importa lo demás, el vacío que deja cuando todo concluye, cuando cada uno retorna a la vida que ha elegido. La soledad que se abate sobre él que no tiene nada que ver con la cantidad de gente que le rodea. La ausencia en su piel, en cada milímetro y cada poro que claman por un Changmin que ya no es suyo. Que no se calman con nada ni con nadie, que se hacen fuertes y sordas y lo siguen allá donde va.

Jaejoong está acostumbrado a vivir con ellas. Puede soportarlo.

No soporta la sensación de irrealidad que se va haciendo más profunda conforme avanzan los días, que convierte esos encuentros en algo lejano y etéreo, más propio de los sueños que del día a día. No soporta la inseguridad que lo agobia y lo vuelve dependiente, ni el deseo que sube a su garganta y se queda ahí, ahogando. Y no puede con los pensamientos que traen consigo, llenos de Changmin, del Changmin que no conoce, que no ve y que no siente, que tiene una vida más allá de la suya.

Jaejoong no es idiota. No espera ni pide que le sea fiel puesto que él tampoco lo es. Ese concepto no entra en esa relación extraña que se ha mantenido sobre un hilo muy fino a lo largo de los años. Es demasiado ajeno, surrealista y estúpido. Y francamente le da igual, porque el sexo siempre va a ser sólo sexo.

Lo que le molesta, lo que se clava como un dardo envenenado en su pecho, es no conocer lo demás. No saber quién lo hace reír, con quién se pelea. Si su humor es bueno o ha amanecido en uno de esos días en que la tormenta es inminente. Si ha conocido a alguien potencialmente peligroso, que sí signifique algo más para un Changmin que siempre va a considerar suyo. Alguien que pueda quebrar ese frágil y delgado hilo que todavía los une...

La persona que los convierta en completos extraños.

Jaejoong no puede soportarlo. Duele, ahoga, aniquila. Lo vuelve errático y desesperado. Un ser impredecible capaz de cualquier cosa. De cualquiera. Que sólo se calma cuando vuelve a sentir a Changmin contra él, tan desnudo, demandante y desesperado como el propio Jaejoong. 

Y sólo entonces recuerda que toda esa amalgama de sentimientos se reducen a uno: los celos.

02 junio 2012

Drabbles


Tema: 5. Paciencia
Rating: G
Palabras: 485
Resumen: Cómo afronta Jaejoong la lesión de su pierna en Rising Sun.
Disclaimer: Aunque nadie se lo crea, Jaejoong no me pertenece. No, en serio. No es mío.
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5. Paciencia




Es rabia y es impotencia. Es querer hacer mil cosas y quedarse quieto, porque todo se lo impide. Es querer correr, tirar hacia adelante y comerse el mundo, pero tener que aguardar en un banquillo oscuro y silencioso, desterrado. Necesitar gritar, alto, fuerte y ronco, y quedarse callado. Frustrado. Olvidado.

Es injusto pero necesario, y Jaejoong es consciente de ello. A largo plazo será lo mejor, lo que le reporte más beneficios, y en lo más profundo de su ser sabe que terminará agradeciéndolo. Pero en ese instante... en ese instante todo lo que quiere es levantarse y probar pasos de baile que se sabe de memoria de tantas veces que los ha visto, pero que no ha probado. Quiere oír a Yunho regañándolo porque va muy lento y sentir la risa de Yoochun a su derecha, acompañándolo con sus dos pies izquierdos. Quiere perderse en los movimientos de Junsu y quedarse hipnotizado por su forma de volverse música, algo que implica mucho más que ‘bailar’. Y quiere oír las burlas de Changmin, despatarrado en el suelo después de haberse agotado en el ensayo, diciéndole que por más que intente cambiar su estilo no va a conseguirlo.

No quiere la compasión de Yunho, ni las palabras de ánimo de Yoochun. No quiere el pragmatismo de Junsu explicándole todas y cada una de las razones por las que es mejor así, por las que tiene que quedarse en esa estúpida cama, alejado de todo. Ni quiere de vuelta a ese Changmin solícito de los primeros tiempos, presto para acercarle cualquier cosa que necesite, sin comentarios sarcásticos ni sonrisas maliciosas.

Jaejoong sabe que es estúpido e irracional por odiar cosas que son manifiestamente buenas. ¿Cuántas veces se ha peleado con Yunho o con Junsu por su maldito desorden? ¿En cuántas ocasiones ha llevado a Changmin hasta la exasperación más absoluta con alguno de sus discursos disparatados? No puede contarlas. Son demasiadas. Demasiadas.

No puede soportar que ahora, justamente ahora le hagan caso. No cuando lo hace sentir inválido y desplazado. No cuando ese maldito yeso recubre su pierna y repercute en cada pequeño movimiento. Y no puede evitar desear, cada vez que Yunho recoge alguna prenda que se ha dejado tirada, o en cada ocasión que Changmin se calla una respuesta mordaz, que le hubiesen hecho caso a la SM y hubiesen usado la solución de emergencia. Esa que le habría permitido volver a bailar enseguida. Que puede que no fuese buena a largo plazo, pero que por un tiempo le habría servido.

Sin embargo sabe que no puede decir eso en voz alta. Los cuatro han hecho lo mejor para él, lo que Jaejoong habría hecho de estar en su lugar: exigir una operación que no le deje secuelas en la pierna, en la vida. Y aunque duela, aunque reniegue y aunque le cueste el alma misma, todo lo que puede hacer es tener paciencia.





Tema: 6. Escape
Rating: NC-17
Palabras: 545
Resumen: Hay ausencias tan profundas y tan dolorosas que no puedes hacer nada por mitigarlas, aunque lo intentes todo.
Disclaimer: Aún no son míos, no, pero estoy en ello...
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6. Escape




Gime. Ronco, fuerte, mientras aprieta los ojos con fuerza. Su aliento dejando huella en la almohada y su lengua presa de unos dientes que no le permiten ser libre. Los dedos se crispan en sendos puños, atrapando tela entre ellos, sábanas, ropa, cojines... da lo mismo. Y el dolor se hace presente cuando lo siente dentro, acentuado por una falta de costumbre que no se debería haber permitido.

Jaejoong contiene el aliento, un segundo, dos, pero se le escapa empujado por un golpe de voz. El aire, enojado, se niega a volver a él y Jaejoong se ahoga; en la erección que empuja contra él, en las manos que recorren su espalda, en el olor que lo envuelve y lo ciega. Grita y aprieta más los puños, tratando de ignorarlo, pero le desconcentra. Demasiado distinto.

Se empuja contra ese cuerpo que lo domina, moviendo la cadera y encorvando la espalda. Las manos le sujetan y le privan de parte del movimiento y siente la frustración subir a su garganta, a sus labios, que acaban sometidos a unos dientes sin compasión. Ruge como un león herido y lo intenta otra vez, pero la presión en su piel es demasiada.

No le basta. Aún puede pensar y es precisamente lo que no quiere. Jaejoong baja su propia mano hasta la polla que roza contra las sábanas y la estimula como si no hubiese un mañana. El placer se abate sobre él con cada toque, con cada caricia falta de suavidad y llena de apremio. Jadea, grita y muerde la almohada cuando le alcanzan la próstata. El estremecimiento que provoca se cuela en su columna y se esparce al resto de sus huesos.

El ritmo aumenta, los latidos, las caricias con poca piel y muchas uñas. Sus oídos bombean en lugar de escuchar, pero que sus órganos intercambien funciones es lo último que le importa. Jaejoong arquea la espalda y echa la cabeza hacia atrás, en busca de un aire que no es suficiente. La lengua queriendo poner nombre al grito y los labios impidiendo el intento.

La cadencia del otro cuerpo se vuelve errática y Jaejoong aumenta la presión contra su miembro sabiendo que se acerca el final. Clava los dientes contra su puño cerrado, la tensión vibrando en cada fibra de su ser. Y no puede seguir reteniendo la voz cuando la humedad envuelve sus dedos y la tensión alcanza su punto álgido. Changmin se cuela en su grito extasiado y cuando cae sobre el colchón se da cuenta de que ha perdido la voluntad además del control. Y lo que es peor, la batalla contra sí mismo.

No se gira, ni siquiera cuando el otro cuerpo abandona su interior. Jaejoong sabe que no va a encontrar ahí el rostro que quiere ver, los ojos cansados y pícaros, y la media sonrisa capaz de hacer que se olvide de todo. No va a encontrar unos labios mordaces que son todo fachada, que se derriten contra los suyos con facilidad. Ni va a responder a ese nombre que se le ha escapado.

Jaejoong es consciente de que no debería haber consentido ese momento de lujuria con un extraño, que no le conduce a ninguna parte. Pero también sabe que, para la nostalgia y la soledad que le consumen, sólo le queda esa vía de escape.

24 febrero 2012

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Tema: 3. Reglas
Rating: G
Palabras: 425
Resumen: DBSK acaba de llegar a Japón, sin conocer el idioma ni el país.
Disclaimer: La última vez que miré seguían sin pertenecerme. Y sí, esto sigue siendo ficción.
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3. Reglas



No está permitido. Ambos lo saben, pero les da igual, aun por diferentes motivos. O quizás por el mismo, porque en el fondo, muy en el fondo, se parecen. Pero saber que está prohibido no es más que un aliciente, algo que desafiar en ese mundo de reglas estrictas e idioma extraño.

A Changmin le cuesta más decidirse. Es más cauto, o simplemente menos impulsivo. Pero cuando toma una decisión nada puede echarlo atrás, especialmente si esta concierne a su soulfighter.

Con Jaejoong siempre es más fácil. Es tenaz y determinado, o tal vez sólo ignorante, y nunca le preocupan las consecuencias de sus actos. Está acostumbrado a lidiar con ellas. Y si encuentra alguien que secunde sus planes nada se puede hacer para persuadirlo de lo contrario.

Juntos son una fuerza imparable que ninguno de sus compañeros se atreve a interceptar. No cuando todos se han visto involucrados en alguna ocasión y saben el desastre que generan. Yoochun se limita a disfrutar del espectáculo, de lejos, mientras Junsu los ignora. Y Yunho los fulmina con la mirada y niega con la cabeza, a sabiendas de que maquinan algo, pero no pregunta. La ignorancia es un país tranquilo al que le gusta escaparse en momentos así.

Cuando el manager los manda a dormir ambos salen disparados hacia sus respectivas habitaciones, obedientes. En Changmin no es del todo extraño, pero en Jaejoong resulta tan inusual que todas las miradas se clavan en él. Pero no le importa. Sólo sonríe ante la perspectiva de una noche inolvidable, y el resto... el resto no importa.

No es hasta varias horas más tarde que vuelven a encontrase, en ese mismo salón, iluminados sólo por la luz de las farolas y de la luna. Ambos se miran y sonríen nerviosos, y observan a su alrededor, atentos a cualquier ruido, pero la casa entera duerme. La noche es sólo de los dos y el alba queda aún muy lejana.

Alcanzar la puerta de entrada les lleva apenas un suspiro, y escabullirse al exterior es casi un juego de niños. Cuando al fin pisan la calle apenas pueden creerlo. Echan a correr, y respiran, y ríen como borrachos... Los neones los llaman a gritos y se detienen observando cada cosa distinta a su Corea natal. Y vuelven a reír y reír y reír sin más.

No les preocupan las consecuencias, ni lo que pueda ocurrir mañana. Porque por una noche el mundo es suyo para gastar todo lo que puedan de esa libertad robada.





Tema: 4. Café
Rating: PG-13
Palabras: 415
Resumen: Una mañana cualquiera en DBSK!house.
Disclaimer: No he podido todavía secuestrar a ninguno, así que no me pertenecen. Y como no los conozco todo lo que puedo contar de ellos es pura ficción.
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4. Café




Coge la taza con las dos manos, siempre con las dos, el asa hacia afuera. La acerca a su rostro, despacio, y deja que el humo le lleve el aroma a café recién hecho, esparciéndose en oleadas de necesidad y anhelo. Lo desea, del mismo modo que un animal hambriento se siente tentado por el olor a comida, pero se contiene. Castigo y placer mezclándose, mientras sus sentidos despiertan.

Cierra los ojos e inspira profundo, el vapor colándose a través de sus poros y su olfato. Y los labios se tensan, leve y casi imperceptiblemente, en un amago de sonrisa que no llega a serlo, incontenible y genuino.

Como siempre no puede reprimir el gesto de su lengua, asomando a la comisura, ni el rastro de saliva que deja sobre esos labios, pura anticipación ante lo que, por ahora, es inalcanzable. Pero aún no es el momento. Un segundo, sólo uno más, el tiempo que tarda en volver a tragarse ese intenso y atrayente aroma, en llenarse y fundirse en él hasta ser incapaz de pensar nada más.

Es entonces, sólo entonces, cuando su boca se posa en el borde de la taza. Y bebe. Y gime ante el placer consentido. El café chocando contra sus labios dispuestos, el sabor inundando su lengua, el paladar completamente extasiado. Se aparta un instante mientras traga ese primer sorbo, y su nuez se mueve arriba y abajo, una gota olvidada pendiendo en sus labios...

La captura antes de volver a acercarse la taza. Otra vez cierra los ojos al tiempo que el café se desliza a su interior, despertando, calentando. Los tendones de su cuello se marcan al compás de cada trago, mientras la piel de su pecho desnudo se contrae.

Ya no para hasta llegar al final, hasta que la taza queda completamente vacía, apenas un surco de azúcar no disuelto en el fondo. Le gusta dulce, muy dulce, quizás para compensar. Y entonces abre los ojos y los clava directamente en él, mientras su sonrisa se vuelve completa, satisfecha y agradecida.

No se acerca, no hace falta, y Jaejoong lo prefiere así. Ese gesto es más que suficiente. Porque sólo por esa sonrisa se esmera cada mañana en preparar el café exactamente como a Changmin le gusta.

Y porque, si se acercara, descubriría la inapropiada erección que le genera cada maldito desayuno. El poder que ejerce sobre él. Algo que, su despiadado maknae, no debe conocer nunca.

15 octubre 2011

Drabbles


Tema: 1. Inicio
Personajes/Pareja: JaeMin
Rating: PG-13
Palabras: 571
Advertencias: Angst
Disclaimer: Ya me gustaría conocerlos personalmente y saber lo que hacen, pero no. Esto es ficción. Y ellos se pertenecen a sí mismos.
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1. Inicio




Está quieto, en silencio, mirando sin ver. La vida fluye allá abajo, iluminando la noche entre neones y letras brillantes, entre coches y personas que ríen con facilidad. Pero no puede verlas ni oírlas, aislado en ese décimo piso que bien podría ser una galaxia lejana, donde no hay luces, ni sonidos, ni personas... Donde las risas se antojan extrañas, desconocidas, completamente ajenas a él, como si jamás las hubiese experimentado por sí mismo.

Pero no le importa. Sólo es un número más en la lista de cosas que ha perdido, lejos, muy lejos de esos primeros puestos por los que daría la vida. Jaejoong es consciente de que si sigue respirando es porque no tiene control sobre sus pulmones, ni puede dominar los latidos de un corazón que se obstina en seguir golpeando su pecho, constriñendo, castigando. Un corazón que mucho tiempo atrás dejó de ser suyo, que dividió en cuatro partes y entregó gustoso sin pararse a pensar en el incierto futuro.

No dejó una parte para sí, aunque fuese pequeña. Una parte que le permitiese aislar su interior del mismo modo en que había aislado su cuerpo. Una parte a la que poder aferrarse para dejar de pensar y de sentir. Donde olvidar, olvidar, olvidar...

Lo peor es que, si regresase al pasado, volvería a hacerlo. Porque arrepentirse de lo mejor que ha tenido en la vida sería como negar su existencia. Y eso lo mataría con más eficacia que cualquier veneno. Si es que se puede decir que ese guiñapo que apenas se tiene en pie, parado frente al inmenso ventanal de ese hotel sin nombre, sigue vivo.

No puede soportar tenerlos lejos. Duele, perfora, destruye. Lo convierte en un ser irracional, una sombra de quien fue. Confuso, perdido, incapaz de avanzar o retroceder, o tan siquiera de mostrar emoción. Porque si deja salir todo lo que fluye en su interior no habrá marcha atrás, todo será real, irrevocable, devastador... todo habrá terminado.

Y él no puede ponerle un final a lo que siente, a lo que es.

A lo que han sido...

La melodía del móvil se burla de él desde la cama, llevándose el silencio con ese ‘Proud’ que lo atraviesa. Jaejoong deja que las piernas cedan ante su peso y cae al suelo ante la voz de Changmin, armonizando sobre esa letra que él mismo compuso. Esa que salió sin ser planeada, casi sin darse cuenta, directamente de un corazón que necesitaba expresarse.

Y el silencio no es lo único que se rompe con la canción. Jaejoong grita. Se muerde el labio inferior para dejar de hacerlo pero no es suficiente. Vuelve a gritar, ronco, desgarrado, mientras sus puños golpean el suelo, incapaces de alcanzar lo que quiere golpear de verdad. El verso “Si estamos juntos definitivamente podemos superarlo todo” se clava y se retuerce en su pecho, sin dejar rastro en su piel, pero destrozando con la misma efectividad...

Necesita aire, necesita calor para dejar de temblar. Los necesita a ellos...

La melodía se interrumpe y la suple el silencio, pero ya no sirve para devolverle una paz que nunca sintió realmente. Jaejoong se deja caer de espaldas, sobre la madera del suelo, temblando, sabiendo que no podrá parar.

Su agonía no va a tener fin. No hasta que vuelva a tenerlos.

Eso no es más que el inicio.





Tema: 2. Lluvia
Personajes/Pareja: JaeMin
Rating: PG-13
Palabras: 372
Advertencias: Angst
Disclaimer: Ficción y bla bla bla...
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2. Lluvia




Corre. Corre con todas sus energías, con todo su ser. Corre como si de ello dependiese su vida o la de alguien más. Un pie delante del otro, las uñas clavándose en las palmas de sus manos, muda muestra de la rabia que lo llena.

Huye. Sabe que no puede escapar, pero lo intenta. El sudor cae por su rostro, semioculto por la capucha, mientras esquiva árboles y personas, farolas y animales. Sus músculos gritan, pidiendo el descanso que después de tres horas precisan, pero Changmin los ignora. No quiere parar. No quiere pensar.

Se ahoga. Su pecho quema como si se hubiese tragado un cigarro encendido, y su garganta se cierra ante las úlceras que genera. Abre la boca, intentando acaparar todo el aire, pero se le escapa. Y Changmin sabe que ni una bombona de oxígeno lograría calmar sus pulmones, porque lo que siente nada tiene que ver con el ejercicio.

Duele. De un modo que no es físico y que no se puede calmar con ningún remedio. Duele hasta la última partícula invisible que compone su alma. Y aniquila, venciendo unas defensas que jamás existieron. No para él. No para ellos.

Y lo odia. Odia ser tan vulnerable, tener tan poco control sobre su propia persona. Odia estar tan devastado por dentro. Y quiere odiarlos a ellos...

No puede. Por mucho que corra y maldiga cada paso no puede. Por mucho que se aleje de ese apartamento, ahora vacío, no puede. Porque sus malditos sentimientos siempre lo esperan al final del camino, volviendo inútil la huida. Burlándose, despreciándole.

Corre. Aprieta más los puños e intenta acelerar, ahogar hasta el último de sus estúpidos pensamientos. Pero las piernas ya no responden a sus órdenes. Tropieza con la raíz de un árbol y cae de rodillas, y se maldice, y aprieta los dientes con fuerza brutal. Y vuelve a maldecir en silencio mientras sus ojos se revelan también, quitándole por completo su férreo control.

Y en ese instante comienza a llover. Lluvia fina que se mezcla con la tierra bajo sus manos, con el sudor de su rostro. Con sus lágrimas.

Y por primera vez es consciente de que en esa ocasión Jaejoong no va a estar para calmarlo.

25 diciembre 2010

Navidad


Personajes: Jaejoong y Changmin
Resumen: Changmin mirando las fotos que Jaejoong ha subido al twitter.
Género: Angst
Rating: PG
Palabras: 537
Disclaimer: No me pertenecen. No gano nada con esto.
Notas: Vaya por delante que esto no tiene el más mínimo sentido. Odio la navidad, y odio ver a gente felicitándola como si todo fuese perfecto. No lo es. Y sé que no debería, pero teniendo en cuenta quién me ha inspirado esto en medio de una conversación en skype, va dedicado con todo mi cariño para mi Joongie particular, allalabeth_san.



Navidad




Cerró la foto apretando los dientes, y hubiese cerrado con fuerza la pantalla del portátil si Jaejoong no le hubiese enseñado hacía tiempo que los objetos no tenían la culpa de sus frustraciones, y mucho menos de su mal humor. Por eso cuando estaba furioso solía acabar pagándolo con él, discutiendo y peleando hasta llegar a los golpes como si algo pudiese solucionarse así. No había servido para remediar sus problemas, pero había sido un método fantástico para aliviar la tensión. Al menos en los primeros años de TVXQ.

Ahora... Ahora no tenía a Jaejoong, y su frustración era tan profunda que ni siquiera la paliza más fuerte que pudiese recibir —o dar—, podría aliviarlo.

Dio un largo trago al vaso de whisky y cerró los ojos, deseando que el licor embotase sus sentidos y le ayudase a dejar de tener pensamientos inútiles de cosas que habían sido y nunca iban a volver a ser. Porque nunca iban a regresar. Y tenía que empezar a creérselo de una maldita vez.

Volvió la vista hacia la pantalla, ahora vacía, pero era como si esa foto siguiese estando abierta en el centro, mostrando la desolación del que había sido su soulfighter. Alguien tan importante como el oxígeno que había hecho su vida infinitamente más fácil y mil veces más cómoda. Alguien que estaba convencido de que lo seguía adorando por encima de todo. ¿Por qué tenía que compartir todo lo que pensaba? ¿Por qué no podía quedarse callado y guardar lo que sentía para él? No, tenía que escribir en su maldito twitter lo sólo que se sentía, y acompañarlo de esas fotos. Y lo peor era que, probablemente, lo que mostraba no era ni siquiera una décima parte todo lo que había en su interior, lo que perturbaba su alma...

Como lo odiaba. Lo odiaba porque aun estando lejos, aun sin hablar con él, era capaz de remover su interior hasta límites insospechados. Porque era capaz de sacarlo de su rutina apacible y serena y recordarle todos los motivos por los que lo echaba de menos. Todas las cosas que había perdido. Lo odiaba porque sus puños no podían alcanzarlo ni su voz sería capaz de pronunciar jamás la falta que seguía haciéndole...

Dio otro trago hasta vaciar por completo el contenido de su vaso y se quedó mirando el hielo del fondo fijamente, con la mano demasiado temblorosa por la fuerza que ejercía sobre el cristal. Jaejoong le había enseñado en el pasado lo que eran las navidades, las navidades de verdad, no supeditadas a un intercambio vacío de regalos y a sonrisas forzadas de esas que nunca alcanzan los ojos. Su navidad se había convertido en sinónimo de una noche en casa, compartiendo algo de alcohol, bromas y una calidez que iba mucho más allá de sentir el calor de varios cuerpos a su lado. Changmin había aprendido a disfrutarlas, e incluso le había encontrado sentido a eso del ‘espíritu navideño’ que la gente usaba como excusa para hacer hasta las cosas más absurdas.

Pero ahora... ahora sólo tenía whisky y soledad. Y la horrible sensación de que la navidad había muerto para siempre.