Tema: 5. Paciencia
Rating: G
Palabras: 485
Resumen: Cómo afronta Jaejoong la lesión de su pierna en Rising Sun.
Disclaimer: Aunque nadie se lo crea, Jaejoong no me pertenece. No, en serio. No es mío.
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5. Paciencia
Es rabia y es impotencia. Es querer hacer mil cosas y quedarse quieto, porque todo se lo impide. Es querer correr, tirar hacia adelante y comerse el mundo, pero tener que aguardar en un banquillo oscuro y silencioso, desterrado. Necesitar gritar, alto, fuerte y ronco, y quedarse callado. Frustrado. Olvidado.
Es injusto pero necesario, y Jaejoong es consciente de ello. A largo plazo será lo mejor, lo que le reporte más beneficios, y en lo más profundo de su ser sabe que terminará agradeciéndolo. Pero en ese instante... en ese instante todo lo que quiere es levantarse y probar pasos de baile que se sabe de memoria de tantas veces que los ha visto, pero que no ha probado. Quiere oír a Yunho regañándolo porque va muy lento y sentir la risa de Yoochun a su derecha, acompañándolo con sus dos pies izquierdos. Quiere perderse en los movimientos de Junsu y quedarse hipnotizado por su forma de volverse música, algo que implica mucho más que ‘bailar’. Y quiere oír las burlas de Changmin, despatarrado en el suelo después de haberse agotado en el ensayo, diciéndole que por más que intente cambiar su estilo no va a conseguirlo.
No quiere la compasión de Yunho, ni las palabras de ánimo de Yoochun. No quiere el pragmatismo de Junsu explicándole todas y cada una de las razones por las que es mejor así, por las que tiene que quedarse en esa estúpida cama, alejado de todo. Ni quiere de vuelta a ese Changmin solícito de los primeros tiempos, presto para acercarle cualquier cosa que necesite, sin comentarios sarcásticos ni sonrisas maliciosas.
Jaejoong sabe que es estúpido e irracional por odiar cosas que son manifiestamente buenas. ¿Cuántas veces se ha peleado con Yunho o con Junsu por su maldito desorden? ¿En cuántas ocasiones ha llevado a Changmin hasta la exasperación más absoluta con alguno de sus discursos disparatados? No puede contarlas. Son demasiadas. Demasiadas.
No puede soportar que ahora, justamente ahora le hagan caso. No cuando lo hace sentir inválido y desplazado. No cuando ese maldito yeso recubre su pierna y repercute en cada pequeño movimiento. Y no puede evitar desear, cada vez que Yunho recoge alguna prenda que se ha dejado tirada, o en cada ocasión que Changmin se calla una respuesta mordaz, que le hubiesen hecho caso a la SM y hubiesen usado la solución de emergencia. Esa que le habría permitido volver a bailar enseguida. Que puede que no fuese buena a largo plazo, pero que por un tiempo le habría servido.
Sin embargo sabe que no puede decir eso en voz alta. Los cuatro han hecho lo mejor para él, lo que Jaejoong habría hecho de estar en su lugar: exigir una operación que no le deje secuelas en la pierna, en la vida. Y aunque duela, aunque reniegue y aunque le cueste el alma misma, todo lo que puede hacer es tener paciencia.
Es injusto pero necesario, y Jaejoong es consciente de ello. A largo plazo será lo mejor, lo que le reporte más beneficios, y en lo más profundo de su ser sabe que terminará agradeciéndolo. Pero en ese instante... en ese instante todo lo que quiere es levantarse y probar pasos de baile que se sabe de memoria de tantas veces que los ha visto, pero que no ha probado. Quiere oír a Yunho regañándolo porque va muy lento y sentir la risa de Yoochun a su derecha, acompañándolo con sus dos pies izquierdos. Quiere perderse en los movimientos de Junsu y quedarse hipnotizado por su forma de volverse música, algo que implica mucho más que ‘bailar’. Y quiere oír las burlas de Changmin, despatarrado en el suelo después de haberse agotado en el ensayo, diciéndole que por más que intente cambiar su estilo no va a conseguirlo.
No quiere la compasión de Yunho, ni las palabras de ánimo de Yoochun. No quiere el pragmatismo de Junsu explicándole todas y cada una de las razones por las que es mejor así, por las que tiene que quedarse en esa estúpida cama, alejado de todo. Ni quiere de vuelta a ese Changmin solícito de los primeros tiempos, presto para acercarle cualquier cosa que necesite, sin comentarios sarcásticos ni sonrisas maliciosas.
Jaejoong sabe que es estúpido e irracional por odiar cosas que son manifiestamente buenas. ¿Cuántas veces se ha peleado con Yunho o con Junsu por su maldito desorden? ¿En cuántas ocasiones ha llevado a Changmin hasta la exasperación más absoluta con alguno de sus discursos disparatados? No puede contarlas. Son demasiadas. Demasiadas.
No puede soportar que ahora, justamente ahora le hagan caso. No cuando lo hace sentir inválido y desplazado. No cuando ese maldito yeso recubre su pierna y repercute en cada pequeño movimiento. Y no puede evitar desear, cada vez que Yunho recoge alguna prenda que se ha dejado tirada, o en cada ocasión que Changmin se calla una respuesta mordaz, que le hubiesen hecho caso a la SM y hubiesen usado la solución de emergencia. Esa que le habría permitido volver a bailar enseguida. Que puede que no fuese buena a largo plazo, pero que por un tiempo le habría servido.
Sin embargo sabe que no puede decir eso en voz alta. Los cuatro han hecho lo mejor para él, lo que Jaejoong habría hecho de estar en su lugar: exigir una operación que no le deje secuelas en la pierna, en la vida. Y aunque duela, aunque reniegue y aunque le cueste el alma misma, todo lo que puede hacer es tener paciencia.
Tema: 6. Escape
Rating: NC-17
Palabras: 545
Resumen: Hay ausencias tan profundas y tan dolorosas que no puedes hacer nada por mitigarlas, aunque lo intentes todo.
Disclaimer: Aún no son míos, no, pero estoy en ello...
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6. Escape
Gime. Ronco, fuerte, mientras aprieta los ojos con fuerza. Su aliento dejando huella en la almohada y su lengua presa de unos dientes que no le permiten ser libre. Los dedos se crispan en sendos puños, atrapando tela entre ellos, sábanas, ropa, cojines... da lo mismo. Y el dolor se hace presente cuando lo siente dentro, acentuado por una falta de costumbre que no se debería haber permitido.
Jaejoong contiene el aliento, un segundo, dos, pero se le escapa empujado por un golpe de voz. El aire, enojado, se niega a volver a él y Jaejoong se ahoga; en la erección que empuja contra él, en las manos que recorren su espalda, en el olor que lo envuelve y lo ciega. Grita y aprieta más los puños, tratando de ignorarlo, pero le desconcentra. Demasiado distinto.
Se empuja contra ese cuerpo que lo domina, moviendo la cadera y encorvando la espalda. Las manos le sujetan y le privan de parte del movimiento y siente la frustración subir a su garganta, a sus labios, que acaban sometidos a unos dientes sin compasión. Ruge como un león herido y lo intenta otra vez, pero la presión en su piel es demasiada.
No le basta. Aún puede pensar y es precisamente lo que no quiere. Jaejoong baja su propia mano hasta la polla que roza contra las sábanas y la estimula como si no hubiese un mañana. El placer se abate sobre él con cada toque, con cada caricia falta de suavidad y llena de apremio. Jadea, grita y muerde la almohada cuando le alcanzan la próstata. El estremecimiento que provoca se cuela en su columna y se esparce al resto de sus huesos.
El ritmo aumenta, los latidos, las caricias con poca piel y muchas uñas. Sus oídos bombean en lugar de escuchar, pero que sus órganos intercambien funciones es lo último que le importa. Jaejoong arquea la espalda y echa la cabeza hacia atrás, en busca de un aire que no es suficiente. La lengua queriendo poner nombre al grito y los labios impidiendo el intento.
La cadencia del otro cuerpo se vuelve errática y Jaejoong aumenta la presión contra su miembro sabiendo que se acerca el final. Clava los dientes contra su puño cerrado, la tensión vibrando en cada fibra de su ser. Y no puede seguir reteniendo la voz cuando la humedad envuelve sus dedos y la tensión alcanza su punto álgido. Changmin se cuela en su grito extasiado y cuando cae sobre el colchón se da cuenta de que ha perdido la voluntad además del control. Y lo que es peor, la batalla contra sí mismo.
No se gira, ni siquiera cuando el otro cuerpo abandona su interior. Jaejoong sabe que no va a encontrar ahí el rostro que quiere ver, los ojos cansados y pícaros, y la media sonrisa capaz de hacer que se olvide de todo. No va a encontrar unos labios mordaces que son todo fachada, que se derriten contra los suyos con facilidad. Ni va a responder a ese nombre que se le ha escapado.
Jaejoong es consciente de que no debería haber consentido ese momento de lujuria con un extraño, que no le conduce a ninguna parte. Pero también sabe que, para la nostalgia y la soledad que le consumen, sólo le queda esa vía de escape.
Jaejoong contiene el aliento, un segundo, dos, pero se le escapa empujado por un golpe de voz. El aire, enojado, se niega a volver a él y Jaejoong se ahoga; en la erección que empuja contra él, en las manos que recorren su espalda, en el olor que lo envuelve y lo ciega. Grita y aprieta más los puños, tratando de ignorarlo, pero le desconcentra. Demasiado distinto.
Se empuja contra ese cuerpo que lo domina, moviendo la cadera y encorvando la espalda. Las manos le sujetan y le privan de parte del movimiento y siente la frustración subir a su garganta, a sus labios, que acaban sometidos a unos dientes sin compasión. Ruge como un león herido y lo intenta otra vez, pero la presión en su piel es demasiada.
No le basta. Aún puede pensar y es precisamente lo que no quiere. Jaejoong baja su propia mano hasta la polla que roza contra las sábanas y la estimula como si no hubiese un mañana. El placer se abate sobre él con cada toque, con cada caricia falta de suavidad y llena de apremio. Jadea, grita y muerde la almohada cuando le alcanzan la próstata. El estremecimiento que provoca se cuela en su columna y se esparce al resto de sus huesos.
El ritmo aumenta, los latidos, las caricias con poca piel y muchas uñas. Sus oídos bombean en lugar de escuchar, pero que sus órganos intercambien funciones es lo último que le importa. Jaejoong arquea la espalda y echa la cabeza hacia atrás, en busca de un aire que no es suficiente. La lengua queriendo poner nombre al grito y los labios impidiendo el intento.
La cadencia del otro cuerpo se vuelve errática y Jaejoong aumenta la presión contra su miembro sabiendo que se acerca el final. Clava los dientes contra su puño cerrado, la tensión vibrando en cada fibra de su ser. Y no puede seguir reteniendo la voz cuando la humedad envuelve sus dedos y la tensión alcanza su punto álgido. Changmin se cuela en su grito extasiado y cuando cae sobre el colchón se da cuenta de que ha perdido la voluntad además del control. Y lo que es peor, la batalla contra sí mismo.
No se gira, ni siquiera cuando el otro cuerpo abandona su interior. Jaejoong sabe que no va a encontrar ahí el rostro que quiere ver, los ojos cansados y pícaros, y la media sonrisa capaz de hacer que se olvide de todo. No va a encontrar unos labios mordaces que son todo fachada, que se derriten contra los suyos con facilidad. Ni va a responder a ese nombre que se le ha escapado.
Jaejoong es consciente de que no debería haber consentido ese momento de lujuria con un extraño, que no le conduce a ninguna parte. Pero también sabe que, para la nostalgia y la soledad que le consumen, sólo le queda esa vía de escape.
Y aquí estoy de nuevo a la carga... a estas horas de la mañana. Me da que terminarás de mi hasta las narices.
ResponderEliminarPaciencia por un lado, me ha gustado y he podido identificarme en parte con Jaejoong. Yo no bailo -tengo dos pies izquierdos XD y sentido del ritmo nulo-, pero recuerdo con 14 años que me rompí la pierna y estaba desesperada porque no podía ir a nadar, no podía correr, no podía hacer nada, salvo leer - menos mal que siempre me ha gustado, eso y escribir-. Y era frustrante no poder estar con el resto de mis compañeros. Y me jodía todavía más que hicieran cosas por mí -aquí la cabezota de turno se empeñó, al final de todo, que tenía que mover ella sola su escritorio para llevárselo a otro lado como el resto del mundo-. Paciencia, sí, mucha paciencia.
Escape por el otro. Muestra lo jodido que es cuando necesitas a alguien y no está, dejándote llevar por un impulso y buscándolo en los brazos de otra persona. No sé cómo demonios lo haces, pero consigues describirlo sin caer en lo burdo y eso es algo que me fascina. Hay tantos sentimientos volcados y tantas sensaciones, que es muy intenso. Manejas los personajes y las sensaciones que trasmites como quieres. Y el lector se queda con ganas de más.
Esta mañana me he llevado una muy grata sorpresa cuando he visto el post ^^ tengo que buscar la manera de que me avise esto cuando actualices :P
Sí que has madrugado. Al menos para mi zona horaria, que creo que es la tuya también O.o
ResponderEliminarEn el primero yo me imaginaba algo así. Yo por ahora he tenido la suerte de no romperme nada nunca, ni tener ningún tipo de lesión física más allá de heridas superficiales, pero me imagino que es horrible para cualquiera. Y si a eso le añadimos la personalidad y profesión de Jaejoong creo que estaría exactamente así, desesperado. Pero conteniéndose a sí mismo y recordándose 'paciencia' como un mantra.
El segundo... el segundo fue un arrebato, una imagen de las que se te meten en la cabeza y no se van hasta que las escribes. Curiosamente estos siempre son a altas horas de la madrugada xD Me alegro de que te haya resultado intenso como la imagen resultó para mi en mi cabeza ^^
Si te digo la verdad has sido tu quien me ha recordado que tenía que actualizar. Porque escribo un montón, pero como no suele haber movimiento por aquí siempre me olvido de traer las cosas que escribo y se quedan perdidas en mi ordenador xDDD
Así que gracias a ti ;) Dudo mucho que vaya a terminar hasta las narices nunca ^^
Es la misma, es la misma ^^U es que últimamente duermo poquísimo, al menso a las horas normales. Me levanté porque tengo un montonazo de cosas que hacer, pero cero ganas... estaba más interesada en pasarme por aquí xD No tengo fuerza de voluntad.
ResponderEliminar¡Ja! Creo que he conseguido una forma de "que me avise" cuando actualizas. Bueno, es un decir, porque no sé exactamente si lo hará o no, pero... al menos ya te tengo "fichada". Y de paso puedo comentar con iconito mono y todo. Me ha costado lo mío caer en lo de registrarme por Blogger, en serio xD Ando con una empanada encima guapa.
Y dejo de contarte mi vida ^^U
¡Ah! ¡Sí! Que me alegra haber sido la culpable de haberte hecho subir por aquí lo que escribes. Yo no escribo fanfics porque soy incapaz, creo, de hacerlo, pero sí que he escrito algún relatillo por ahí y sé lo importante que es saber que hay alguien al otro lado de la pantalla que te lea ^^
Ahora sí, ya lo dejo.
Besos!!!
Lye
Todo lo contrario que yo, soy muy dormilona xDDDD (o no tanto en realidad, pero como me suelo acostar muuuy tarde... xDDD).
ResponderEliminar¡Te has registrado en blogger! xDDDD Desde luego estoy de acuerdo en que el icono de Yoochun es mucho más agradable de ver que las dos rayas de los invitados ^^ Honestamente no sé si avisa de las actualizaciones o no, pero por aquí andaremos xDD
Besos,
missginni
Me gustaron,los dos expresan la desesperación de una forma muy distinta.
ResponderEliminartiempo sin pasar por aqui, pero prometo que poco a poco me pondré al corriente :)
saludos y que estes bien
Hola Ditze!! Sí que hace tiempo, sí ^^
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Ambos son centrados en Jaejoong, y ninguno es alegre, pero como dices a la vez son muy distintos.
Muchas gracias por seguir pasándote por aquí ^^