02 junio 2012

Drabbles


Tema: 5. Paciencia
Rating: G
Palabras: 485
Resumen: Cómo afronta Jaejoong la lesión de su pierna en Rising Sun.
Disclaimer: Aunque nadie se lo crea, Jaejoong no me pertenece. No, en serio. No es mío.
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5. Paciencia




Es rabia y es impotencia. Es querer hacer mil cosas y quedarse quieto, porque todo se lo impide. Es querer correr, tirar hacia adelante y comerse el mundo, pero tener que aguardar en un banquillo oscuro y silencioso, desterrado. Necesitar gritar, alto, fuerte y ronco, y quedarse callado. Frustrado. Olvidado.

Es injusto pero necesario, y Jaejoong es consciente de ello. A largo plazo será lo mejor, lo que le reporte más beneficios, y en lo más profundo de su ser sabe que terminará agradeciéndolo. Pero en ese instante... en ese instante todo lo que quiere es levantarse y probar pasos de baile que se sabe de memoria de tantas veces que los ha visto, pero que no ha probado. Quiere oír a Yunho regañándolo porque va muy lento y sentir la risa de Yoochun a su derecha, acompañándolo con sus dos pies izquierdos. Quiere perderse en los movimientos de Junsu y quedarse hipnotizado por su forma de volverse música, algo que implica mucho más que ‘bailar’. Y quiere oír las burlas de Changmin, despatarrado en el suelo después de haberse agotado en el ensayo, diciéndole que por más que intente cambiar su estilo no va a conseguirlo.

No quiere la compasión de Yunho, ni las palabras de ánimo de Yoochun. No quiere el pragmatismo de Junsu explicándole todas y cada una de las razones por las que es mejor así, por las que tiene que quedarse en esa estúpida cama, alejado de todo. Ni quiere de vuelta a ese Changmin solícito de los primeros tiempos, presto para acercarle cualquier cosa que necesite, sin comentarios sarcásticos ni sonrisas maliciosas.

Jaejoong sabe que es estúpido e irracional por odiar cosas que son manifiestamente buenas. ¿Cuántas veces se ha peleado con Yunho o con Junsu por su maldito desorden? ¿En cuántas ocasiones ha llevado a Changmin hasta la exasperación más absoluta con alguno de sus discursos disparatados? No puede contarlas. Son demasiadas. Demasiadas.

No puede soportar que ahora, justamente ahora le hagan caso. No cuando lo hace sentir inválido y desplazado. No cuando ese maldito yeso recubre su pierna y repercute en cada pequeño movimiento. Y no puede evitar desear, cada vez que Yunho recoge alguna prenda que se ha dejado tirada, o en cada ocasión que Changmin se calla una respuesta mordaz, que le hubiesen hecho caso a la SM y hubiesen usado la solución de emergencia. Esa que le habría permitido volver a bailar enseguida. Que puede que no fuese buena a largo plazo, pero que por un tiempo le habría servido.

Sin embargo sabe que no puede decir eso en voz alta. Los cuatro han hecho lo mejor para él, lo que Jaejoong habría hecho de estar en su lugar: exigir una operación que no le deje secuelas en la pierna, en la vida. Y aunque duela, aunque reniegue y aunque le cueste el alma misma, todo lo que puede hacer es tener paciencia.





Tema: 6. Escape
Rating: NC-17
Palabras: 545
Resumen: Hay ausencias tan profundas y tan dolorosas que no puedes hacer nada por mitigarlas, aunque lo intentes todo.
Disclaimer: Aún no son míos, no, pero estoy en ello...
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6. Escape




Gime. Ronco, fuerte, mientras aprieta los ojos con fuerza. Su aliento dejando huella en la almohada y su lengua presa de unos dientes que no le permiten ser libre. Los dedos se crispan en sendos puños, atrapando tela entre ellos, sábanas, ropa, cojines... da lo mismo. Y el dolor se hace presente cuando lo siente dentro, acentuado por una falta de costumbre que no se debería haber permitido.

Jaejoong contiene el aliento, un segundo, dos, pero se le escapa empujado por un golpe de voz. El aire, enojado, se niega a volver a él y Jaejoong se ahoga; en la erección que empuja contra él, en las manos que recorren su espalda, en el olor que lo envuelve y lo ciega. Grita y aprieta más los puños, tratando de ignorarlo, pero le desconcentra. Demasiado distinto.

Se empuja contra ese cuerpo que lo domina, moviendo la cadera y encorvando la espalda. Las manos le sujetan y le privan de parte del movimiento y siente la frustración subir a su garganta, a sus labios, que acaban sometidos a unos dientes sin compasión. Ruge como un león herido y lo intenta otra vez, pero la presión en su piel es demasiada.

No le basta. Aún puede pensar y es precisamente lo que no quiere. Jaejoong baja su propia mano hasta la polla que roza contra las sábanas y la estimula como si no hubiese un mañana. El placer se abate sobre él con cada toque, con cada caricia falta de suavidad y llena de apremio. Jadea, grita y muerde la almohada cuando le alcanzan la próstata. El estremecimiento que provoca se cuela en su columna y se esparce al resto de sus huesos.

El ritmo aumenta, los latidos, las caricias con poca piel y muchas uñas. Sus oídos bombean en lugar de escuchar, pero que sus órganos intercambien funciones es lo último que le importa. Jaejoong arquea la espalda y echa la cabeza hacia atrás, en busca de un aire que no es suficiente. La lengua queriendo poner nombre al grito y los labios impidiendo el intento.

La cadencia del otro cuerpo se vuelve errática y Jaejoong aumenta la presión contra su miembro sabiendo que se acerca el final. Clava los dientes contra su puño cerrado, la tensión vibrando en cada fibra de su ser. Y no puede seguir reteniendo la voz cuando la humedad envuelve sus dedos y la tensión alcanza su punto álgido. Changmin se cuela en su grito extasiado y cuando cae sobre el colchón se da cuenta de que ha perdido la voluntad además del control. Y lo que es peor, la batalla contra sí mismo.

No se gira, ni siquiera cuando el otro cuerpo abandona su interior. Jaejoong sabe que no va a encontrar ahí el rostro que quiere ver, los ojos cansados y pícaros, y la media sonrisa capaz de hacer que se olvide de todo. No va a encontrar unos labios mordaces que son todo fachada, que se derriten contra los suyos con facilidad. Ni va a responder a ese nombre que se le ha escapado.

Jaejoong es consciente de que no debería haber consentido ese momento de lujuria con un extraño, que no le conduce a ninguna parte. Pero también sabe que, para la nostalgia y la soledad que le consumen, sólo le queda esa vía de escape.