28 febrero 2011

Causa y consecuencia


Personajes / pareja: Changmin, Yunho y Jaejoong.
Resumen: Yunho y Jaejoong han sobrepasado su propio límite y es hora de que empiecen a pagar.
Rating: PG-13
Palabras: 2.627
Disclaimer: ¿De verdad aún no ha quedado claro que no me pertenecen? Y sí, siguen sin pagarme por escribir estas cosas, lo hago por puro amor al arte y a ellos.
Notas: Fic creado para el primer intercambio ‘Una imagen un fanfic’', en este caso con una imagen de Allalabeth_san


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Causa y consecuencia





Un intenso golpe contra la pared, justo donde estaba ubicado su escritorio, desconcentró a Changmin por enésima vez. Frustrado, cerró los ojos con fuerza y se masajeó las sienes en un vano intento por calmarse y no salir corriendo de esa habitación, hecho una furia, para matar a sus hyungs. Y no era que no se lo mereciesen. Pero estaba convencido de que alguna ley tenía que prohibir el asesinato, por justificado que este fuese. O al menos eso era lo que le dictaba la lógica, porque a esas alturas ya no estaba seguro de nada.

Dos días. Le quedaban dos míseros días para preparar de forma decente sus exámenes, y todo lo que sus hyungs eran capaces de hacer era ponerse a follar como conejos por todas las esquinas de la casa. Y no precisamente de un modo silencioso, o procurando no molestarlo, no. Lo hacían del modo más escandaloso posible, golpeándose contra cualquier superficie de modo que uno terminaba preguntándose si estaban teniendo sexo o se estaban matando. Y fuese cual fuese la respuesta, ninguna ayudaba a que su mente se centrase en los números y las complicadas fórmulas que se supone que tenía que estar memorizando.

Al menos Yoochun y Junsu habían tenido la decencia de irse a un hotel aprovechando esos dos días libres, pero Yunho y Jaejoong...

Otro golpe contra la pared, seguido de un agudo gemido, hicieron que Changmin gruñese y clavase una mirada asesina en el muro que los separaba. ¿No había sido suficiente infierno tener que aguantar lo obsesivamente protector que era Yunho? ¿No llegaba con que no se quejase demasiado ante los excesivos cuidados de Jaejoong? O lo que era peor, ¿No era suficiente castigo tener que estar en medio de esos dos en cada maldita actuación o entrevista? Aguantar sus carantoñas, sus miradas, sus estúpidas sonrisas cómplices como si él no estuviese ahí...

Infierno se quedaba corto.

Vivir con dos parejas prácticamente casadas tenía sus inconvenientes y, en cierto modo estaba acostumbrado a ellos. ¿Pero tenían que joderlo a él también de esa manera? No se quejaría si fuese del modo divertido, del que hacían gala sus hyungs en la habitación de al lado, pero a él nunca lo incluían en sus sesiones de sexo intensivo. ‘Demasiado joven’ decían, ‘demasiado inocente’... ¡Pero no lo suficientemente inocente como para que confiasen en que iba a estudiar si le dejaban el portátil al lado! Porque era él quien se había llevado la fama de obseso del porno, pero era Jaejoong quien tenía en su portátil la mayor videoteca de películas porno que uno pudiese imaginar. Videoteca que completaba el ordenador de Yoochun...

Un gemido ronco y profundo, con el nombre de Yunho en él, hizo que la paciencia de Changmin se terminase por completo. Si realmente querían que estudiase, esa no era la forma. Porque no sabía si reventaría antes de frustración o de pura y salvaje excitación sexual.

Se levantó bruscamente, tratando de no pensar en la erección que marcaban sus pantalones de pijama, y salió de la habitación con toda la intención de echar abajo la puerta de al lado. Pero no hizo falta. Porque la jodida puerta estaba entreabierta dejando salir con mayor claridad todos y cada uno de los gemidos de sus hyungs y mostrando una imagen que, en cualquier otro momento le hubiese parecido excitante, pero que dadas las circunstancias actuales no hizo más incrementar su enfado.

Empujó la puerta con fuerza, asegurándose de que se golpeara contra la pared, y gritó:

—¡PARAD DE UNA PUTA VEZ! ¡SI NO SABÉIS SER SILENCIOSOS IROS A UN JODIDO HOTEL COMO HAN HECHO LOS OTROS!

La cara de consternación de ambos debería haber sido suficiente para calmarlo un poco, sobre todo unido a sus pobres esfuerzos por ocultar dónde estaba enterrada la polla de Yunho. Pero estaba tan cabreado que ni siquiera sintió un ápice de perversa satisfacción por haberlos interrumpido. Todo lo que quería era silencio y alejarse de esos dos animales en celo de una buena vez. Así que sin esperar respuesta volvió a su habitación, cogió el cuaderno y los libros que pretendía estudiar esa noche y se fue al cuarto más alejado —el de trabajo de Jaejoong y Yoochun— para encerrarse por dentro en él. Si volvían a hacer ruido pondría la música a todo volumen. Seguro que era más fácil estudiar así que oyendo a sus malditos hyungs disfrutar uno del otro...

Se vengaría.

Puede que no en ese momento, porque tenía demasiado que estudiar y poco tiempo para hacerlo. Pero Shim Changmin no olvidaba fácilmente. Y todo ese tormento iban a pagarlo de un modo u otro en cuanto se librase de todos esos exámenes...


—~o0o~—



Menos mal que siempre podría contar con lo predecible que era Yunho, al menos en lo realmente importante. Porque si la cosa dependiera de Jaejoong probablemente hubiese tenido que poner la casa patas arriba para encontrar lo que andaba buscando, pero tratándose de Yunho eso sólo podía estar en el cuarto que compartía con Junsu y con Changmin. Y sólo había un lugar de fácil acceso para Yunho y que ni Junsu ni él se atrevían a tocar: su armario. Porque solía ser un completo caos en el que sólo el líder era capaz de ubicarse. Más o menos.

Una vez fijado su objetivo, localizar el pequeño tubo de lubricante fue realmente fácil. Y sustituirlo por pasta de dientes un juego de niños.

Sabía que sus hyungs habían tenido que llevar a cabo un montón de complicadas estratagemas para hacerse con ese tubo en particular sin que se enterasen los managers y sin que la noticia saliese en todos los portales de internet que hablaban de DBSK. Nunca sabías dónde te podías encontrar una fan, ni la rapidez que tendría para sacar su móvil y hacer una foto que te comprometiese para siempre. Al final habían tenido que recurrir a una de las hermanas de Jaejoong, la más joven, que se lo había traído a casa una noche medio mortificada, medio muerta de risa. Y sus hyungs le habían sacado provecho más que suficiente hasta ese momento...

Changmin cerró el armario, sonriendo perversamente, mientras imaginaba la siguiente ocasión en que sus compañeros decidiesen tener sexo en ese apartamento. Incluso le hubiese gustado tener una cámara para poder grabar el momento para la posteridad, porque el instante en que descubriesen que su suave e incoloro lubricante se había convertido en espesa pasta de dientes de color verde iba a ser ‘genial’.

Sólo esperaba que sus hyungs no fuesen tan imaginativos como los actores de las películas porno. Porque a juzgar por las extrañas sustancias que usaban a veces como lubricante, un pasta de dientes no supondría ningún impedimento...


—~o0o~—



—¿¡Dónde está!?

La voz de Jaejoong gritó justo en su oído al mismo tiempo que lo zarandeaba bruscamente para despertarlo. Changmin apenas entreabrió un ojo y lo miró de forma furiosa antes de taparse completamente la cabeza con las mantas.

—¡Déjalo! —dijo Yunho desde la puerta, en un tono de voz mucho más calmado—. Tal vez yo lo cambié de sitio sin darme cuenta y él no tiene nada que ver.

—Ni hablar. Esto apesta a Shim Changmin por todas partes. ¿No recuerdas lo furioso que estaba? Y de repente, después de dos días, apareció calmado a cenar y con cara de estar muy satisfecho consigo mismo. ¡Ha sido él!

Su hyung volvió a acompañar la frase con otro zarandeo y un tirón de mantas que, de no haber estado prevenido, se hubiese llevado por completo las cobijas de Changmin.

—¿Queréis callaos? —los interrumpió con voz adormilada, todavía sujetando las mantas por encima de su cabeza—. Apuesto a que no son ni las seis de la mañana, no es hora de andar por ahí dando gritos. ¡Iros a dormir!

—¡TE VAS A HARTAR DE MIS GRITOS SI NO NOS DEVUELVES EL PUÑETERO LUBRICANTE!

Changmin sonrió perversamente bajo las mantas, absolutamente complacido. No había esperado que su plan fuese a dar frutos tan pronto pero no había contado con las hormonas revolucionadas de sus hyungs, quienes al parecer no podían mantenerse alejados uno del otro. Y lo cierto es que, a esas alturas, ya nada debería sorprenderle.

Bajó las mantas hasta el cuello para volver a tenerlos a la vista y frunció el entrecejo, poniendo su mejor cara de contrariedad.

—¿Lubricante? ¿Para qué quieres lubricante a las seis de la mañana?

Jaejoong se quedó mirándolo durante unos segundos, con el ceño todavía fruncido, y luego giró la vista hacia Yunho claramente en busca de ayuda. Y al ver su perfil recortado contra la luz que se colaba a través de la puerta abierta, Changmin se dio cuenta de dónde estaba el problema. Seguramente alguno de sus hyungs se había despertado con la típica erección matinal y había buscado al otro para solucionar el asunto. Y una vez puestos a ello habían notado la falta del pequeño pero esencial tubo de lubricante. O bueno, su transformación misteriosa en pasta de dientes...

Changmin sonrió, imaginándose la escena, justo en el instante en que Jaejoong volvía a girarse hacia él, toda perplejidad olvidada.

—¡Esa no es la cuestión aquí! ¡Lo que importa es lo que has hecho con NUESTRO PRODUCTO!

Changmin amplió su sonrisa maquiavélica y se sentó sobre la cama antes de responder tranquilamente:

—No sé de qué me hablas.

—¡Serás cabrón!

—¡Jaejoong! —lo interrumpió Yunho desde la puerta antes de que pudiese golpearlo, como evidentemente había sido su intención—. Ya está bien. Los dos —se adentró por fin en la habitación y miró a Changmin fijamente—. Ya basta de juegos. ¿Por qué has hecho esto, Changmin?

Changmin borró la sonrisa de su cara ante la presencia y el tono del líder. No era lo mismo enfrentarse a un Jaejoong furioso que hacerlo con Yunho, sobre todo cuando ponía ese tono de voz que hacía que se sintiera pequeño e infantil frente a él. Y que no hacía más que recordarle que era así precisamente como lo veía el líder, como alguien demasiado joven para según qué cosas...

Bajó la vista hacia los pies de su propia cama, intentando encontrar una respuesta que no sonase ridícula.

—¡Es evidente por qué lo ha hecho! —respondió Jaejoong por él, volviendo a elevar el tono de voz—. Le molestaba el ruido que hacíamos y quiso zanjar el problema de raíz, a su maldito modo por supuesto.

—¿Tu te llamas Changmin? —preguntó Yunho, elevando ambas cejas en un gesto de completa incredulidad.

Funcionó. La réplica dejó a Jaejoong en silencio y volvió a centrar la atención en él. Y Changmin deseó durante uno o dos segundos, bajo las atentas y furiosas miradas de sus hyungs, no haber cedido a su infantil deseo de venganza. Pero sólo duró un instante, lo que tardó en volver a alzar la vista hacia ellos y darse cuenta de que, si cedía, las cosas seguirían exactamente igual, y él no quería eso. No si no iban a incluirlo a él también...

—Sí, estoy harto, hasta los mismísimos huevos, pero no es precisamente el ruido lo que me molesta —dijo, frunciendo el ceño y elevando el tono de voz como segundos antes había hecho Jaejoong—. Lo que me molesta, lo que me jode, es que me dejéis al margen. Que os escudéis en que soy demasiado joven o en quien sabe que mierdas más para excluirme siempre...

Ninguno de los dos esperaba esa respuesta, y menos de una forma tan vehemente como le había salido. Tanto Yunho como Jaejoong abrieron los ojos con sorpresa y los clavaron en él, casi como preguntándose si habrían oído bien. Y Changmin no pudo evitar agregar en voz apenas audible:

—Si no queréis hacerlo conmigo no tenéis que buscar excusas...

El cambio fue instantáneo. Jaejoong, que hasta ese momento lo había mirado con más furia que otra cosa, se mordió el labio inferior intentando ocultar una sonrisa, mientras Yunho, todavía serio, había bajado la mirada de su rostro hacia la porción de torso desnudo que sobresalía por encima de las mantas. Y su mirada fue tan abrasadora que hizo que la piel de Changmin se erizara.

—No —fue todo lo que dijo el líder, con los ojos perdidos todavía muy por debajo de su rostro.

—Sí —replicó Jaejoong, como si estuviesen manteniendo una conversación paralela.

No tuvo tiempo de preguntar a qué se referían, o qué estaban debatiendo en realidad, porque al instante siguiente Jaejoong se sentó sobre la cama y, apoyando una mano sobre su nuca, lo besó. Y lo siguiente de lo que fue consciente Changmin fue del suspiro resignado que escapó de los labios de Yunho antes de sentarse en la cama, junto a Jaejoong, y apoyar la mano sobre una de sus piernas.

Había un millar de preguntas que le hubiese gustado hacer, como por qué era tan fácil convencerlos ahora cuando siempre se habían mostrado tan tajantes, o por qué había tenido que llegar al extremo de quitarles algo que necesitaban para que le hiciesen caso, pero sabiamente decidió callarse. No era el momento, no cuando los labios de Jaejoong estaban sobre los suyos, demandando mucho más que unos besos, ni cuando las manos de Yunho bajaban las sábanas lentamente en una promesa de caricias enloquecedoras.

Y Changmin se hubiese perdido por completo en todo ese mar de sensaciones si la voz ronca y somnolienta de Junsu no lo hubiera interrumpido:

—Me voy con Yoochun —dijo, levantándose de la cama más alejada y arrastrando la almohada tras él en una imagen completamente cómica—. A ver si por lo menos con Chunnie puedo dormir algo...

Y dando un sonoro bostezo abandonó la habitación cerrando la puerta tras él.

Yunho, Jaejoong y Changmin se quedaron completamente quietos durante un instante, desconcertados, mirando a la puerta como idiotas. Y al instante siguiente los tres rompieron a reír a la vez. Porque cada uno de ellos había estado tan concentrado en su propio mundo, en sus propios reclamos, que no se habían acordado de que Junsu compartía habitación con ellos.

—Quizás debería... —comenzó Yunho, haciendo ademán de levantarse para ir tras él.

—Ni se te ocurra —lo interrumpió Jaejoong, poniendo la mano sobre su muslo para impedirle el gesto.

—Pero...

—No. Ya hemos aplazado esto bastante, Yunho, demasiado. Acabemos de una vez aquí y ahora...

Changmin asintió enérgicamente, mirando también al líder. Él sí que había esperado demasiado tiempo, mucho más del que cualquier adolescente debería verse obligado a esperar. Y no iba a dejar que los reparos de Yunho volviesen a ser un impedimento.

No cuando, por primera vez en mucho, mucho tiempo, Jaejoong y él estaban de acuerdo.

22 febrero 2011

El curioso caso de Shim Changmin


Personajes / Pareja: YooMinJae
Rating: PG-13
Resumen: Shim Changmin va a rodar su primera película y no tiene ni idea de con qué tipo de gente se va a encontrar.
Palabras: 4.112
Advertencias: Universo Alternativo
Disclaimer: Ojalá me perteneciesen, así no tendría tiempo de pensar en cosas como esta. Desgraciadamente no es así y tengo que conformarme con escribir sobre ellos sin que nadie me pague.
Notas: Segundo fic escrito para el intercambio ‘Una imagen un fanfic’ de la comunidad Yuminjae, en este caso con una foto de Hojaverde .


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El curioso caso de Shim Changmin





Era evidente que su manager le había engañado. O eso o se había confundido de estudio y, en lugar de entrar en el plató de la película de aventuras que se supone que iban a grabar, se había metido en uno donde se rodaba ciencia ficción. Claro que todas las cámaras estaban apagadas y no parecía haber nadie dirigiendo lo que estaba teniendo lugar ante sus ojos, pero simplemente no podía ser real. Porque los dos hombres que se supone que iban a protagonizar la película con él —un tal Kim Jaejoong y el reconocidísimo actor Park Yoochun— no podían haberlo saludado con un cálido abrazo cada uno —demasiado cálido y largo para su gusto— y ponerse inmediatamente a darle consejos sobre actuación. En inglés y en un coreano tan rápido y cerrado que no era capaz de entender nada.

Su cara de desconcierto, sin embargo, sí debió de ser lo suficientemente clara como para que el amable y joven director, Jung Yunho, lo rescatase.

—¡Shim! No sabía que ya habías llegado. Debería haber estado aquí para presentarte al resto del elenco antes de que lo hiciesen ellos mismos a su estrambótica manera. No se lo tengas en cuenta, se lo hacen a todos los nuevos.

Acompañó la frase de una mirada de advertencia en dirección a los jóvenes actores... mirada que ambos desdeñaron con una sonrisa deslumbrante y su aspecto más angelical. Si Changmin no tuviese tanta experiencia en esa clase de expresiones —las que siempre gritaban ‘no he roto un plato en la vida’— hasta se hubiese tragado que ese numerito les había salido inconscientemente. Pero si bien era un actor novel participando en su primera película, en esa clase de expresiones era un experto.

—No pasa nada —dijo, esbozando él también una sonrisa—. Los hyungs han sido muy amables.

Si no fuese observador, el gesto apreciativo de Yoochun ante su obvia mentira le hubiese pasado desapercibido, al igual que la mirada entre divertida y cautelosa que le dirigió su compañero de reparto, una que decía claramente que durante esos primeros días iba a ser juzgado en todos los aspectos posibles. Y que si no superaba las expectativas que habían puesto en él lo iba a pasar muy mal, por mucho que el director en persona lo hubiese seleccionado en el casting.

Changmin hubiese debido sentirse intimidado bajo esa mirada y esa actitud, pero no fue así. Porque al igual que le había pasado en el colegio y posteriormente en la compañía, no podía resistirse a un buen reto. Y si el tal Jaejoong quería ver de lo que era capaz, Changmin no iba a dudar en mostrárselo.


—~o0o~—



Vale, puede que después de todo no fuese tan observador y sí tuviese una imaginación desbordante en su lugar. Porque si en algún momento había pensado que Kim Jaejoong estaba lanzándole algún tipo de desafío estaba claro que se había equivocado. El hombre no podía ser más atento y solícito, hasta llegar a un punto realmente perturbador que hacía que todos sus instintos se pusiesen alerta. Y si no salía corriendo en la dirección contraria nada más verlo aparecer se debía solamente a que, además de ser mayor que él, era un compañero de trabajo. A eso y a que había adquirido la costumbre de llevar todos los días algo de comida que compartir con el staff, y Changmin en la vida había probado una comida tan rica.

Era lo único que compensaba por todas esas miradas extrañas, por todos sus discursos sin sentido y por cada una de las caricias, accidentales o no, de las que era objeto. Porque seguía sin poder entender que Kim Jaejoong necesitase tocarlo cada vez que hablaba con él. Pero al parecer era el único que encontraba rara esa actitud, ya que nadie se sentía incómodo con su excesivo contacto personal. Especialmente Park Yoochun, que cuando estaban en la misma habitación casi parecía una extensión del cuerpo de Jaejoong.

Yoochun era otro del que no sabía qué pensar. Por supuesto, antes de que empezase el rodaje ya había oído hablar de él y había visto alguna de sus películas. Y por la fama de hombre serio y profesional que tenía, Changmin había esperado impacientemente el momento de conocerlo. Ahora que lo hacía seguía igual de perdido y preguntándose en qué universo Park Yoochun sería un hombre ‘serio’, porque a todas luces no era en ese. Profesional sí, pero serio... No podía considerar así a la única persona capaz de seguir, entender y rebatir los extraños discursos de Jaejoong; la misma que era capaz de caerse al suelo de un ataque de risa por algo que sólo él y su compañero entendían.

Y aun a pesar de todo eso, el más singular de todos los que había conocido durante esa semana era el director Jung. Changmin estaba empezando a pensar que ese hombre era bipolar o tenía un serio trastorno de personalidad que no acababa de cuadrar con su sonrisa amable y sus palabras alentadoras. Porque cuando se dirigía a ellos al llegar al estudio por las mañanas o cuando se despedían por la noche era un hombre cercano, sociable y con un gran sentido del humor. Pero en cuanto se ponía su “personalidad” de director era implacable. Serio, directo y perfeccionista en extremo al punto de hacerlos repetir las tomas una y otra vez hasta el agotamiento. Y a pesar de no elevar el tono de voz, todos en el estudio se apresuraban a cumplir hasta el más mínimo de sus deseos, coaccionados, al igual que Changmin, por el aura de respeto que parecía rodearlo.

También resultaba evidente para cualquiera que tuviese ojos en la cara que esos tres habían trabajado juntos más veces, porque su relación resultaba en extremo cercana, a un punto que Changmin no era capaz de entender. No es que se notase por algún trato preferente del director para con los otros dos, porque realmente los trataba a todos por igual, sino que era algo que se notaba en pequeñas cosas; una mirada más larga y cálida de lo habitual, un gesto más cariñoso, una forma de bromear distinta, y sonrisas. Miles de sonrisas. De esas que no sólo se aprecian en los labios, sino que suben hasta los ojos y abarcan todo el rostro, haciendo que su dueño resplandezca. Ni Changmin ni cualquiera que los viese podría dejar de notarlas...

Con todo, y a pesar del trato cordial y amable de los tres, esa semana hubiese resultado bastante incómoda si no hubiese contado con Junsu. Al ayudante del director lo había conocido durante el rodaje del tercer día, mientras se grababa una de las pocas escenas en las que participaba su doble. Changmin se había sentado en una de las sillas plegables, esperando su turno, cuando el chico se había acercado con un refresco y una sonrisa de un millón de vatios, y le había soltado que un “Te admiro, has aguantado tres días sin gritarles, mandarlos a la mierda o largarte del rodaje para no volver. Eres mi ídolo”.

Sólo con eso ya se había ganado su simpatía. Pero es que además su alegría innata era difícil de ensombrecer, y siempre hacía que uno se sintiese cómodo en su presencia. Y Changmin había descubierto que meterse con él era una bonita forma de aliviar la tensión que podía llegar a acumular a lo largo del día.

Y ese día en concreto había acumulado una cantidad de tensión considerable. Porque no sólo le había tocado rodar una escena donde uno de los extras le tiraba un caldero de agua por encima, para más inri con los otros dos actores presentes, sino que había tenido que repetirla hasta la saciedad porque Kim Jaejoong era incapaz de mantenerse serio más de dos segundos seguidos. Al parecer, cuando no era uno el que acababa empapado, el momento resultaba hilarante.

Junsu había sido el encargado de secarlo y las tres estilistas habían terminado agotadas de tanto maquillar y desmaquillar su rostro mojado. Y todo para nada porque al final Yunho había tenido que cambiar el encuadre para que Jaejoong apareciese de espaldas. Cosa que, en su opinión, se le podía haber ocurrido unas veinte tomas antes.

Y eso no había sido lo peor. Lo peor fue el momento en que, una vez duchado y vestido para largarse del estudio, el director se había acercado para pasarle el guión de las secuencias que rodarían al día siguiente. Un guión donde súbitamente había aparecido una escena que no había estado en el original que le habían pasado para el casting. Una donde su personaje besaba al de Park Yoochun.

¿En qué mierda de película de aventuras se incluía un beso entre dos protagonistas masculinos?

La risa escandalosa de Junsu lo precedió y un instante después Changmin lo vio aparecer en la puerta que llevaba hacia los camerinos.

—A juzgar por tu mirada de asesino en serie creo que ya has sido informado de los cambios de última hora —dijo, con esa maldita sonrisa en los labios.

—¿Desde cuándo lo sabes y por qué no me has avisado?

—Me acabo de enterar. Venía hacia aquí con intención de irme y he escuchado sin querer las voces de Yoochun y Jaejoong a través de la puerta de su camerino. Concretamente la de Jaejoong. La que gritaba “¡Es injusto! ¿Por qué no puedo besar yo a Changmin?”.

El aludido elevó una ceja ante su comentario.

—Genial —musitó sarcásticamente.

—No, genial se va a poner —replicó Junsu, volviendo a reírse entre dientes—. Porque un ‘es injusto’ siempre precede a una queja ante Yunho. Y no me preguntes cómo, pero Jaejoong siempre consigue lo que quiere del director. Así que podría apostar a que ese beso no será el único que se incluirá en la película final.

Changmin maldijo sonoramente y, por primera vez desde que había comenzado el rodaje, se preguntó si la primera frase que le había dirigido Junsu ese tercer día no habría sido una advertencia seria en lugar de un comentario jocoso.


—~o0o~—



Estaba seguro de que eso no podía ser normal. Es decir, podía llegar a entender que tuviese que rodar esa escena porque al director se le hubiese cruzado un cable, o porque simplemente tuviese alma de voyeur. Y podía entender que Yoochun no pusiese objeciones porque al fin y al cabo era un profesional que hacía lo que le mandasen. Lo que no podía comprender de ninguna de las maneras es por qué la lengua de su compañero estaba en su boca, moviéndose con un ímpetu que la escena no requería, y por qué nadie gritaba ‘corten’ cuando era evidente que eso iba a ser editado. ¿Un beso de ese calibre en una película coreana? Antes harían las paces con Corea del Norte que emitir algo así en televisión.

Sin embargo, todas esas razones lógicas que su mente gritaba no parecían ser un obstáculo para Park Yoochun quien, podría jurarlo, lo estaba disfrutando. Y si Changmin no estuviese tan pendiente de todo lo que sucedía alrededor hubiese podido dejarse llevar con facilidad porque, había que admitirlo, Yoochun no besaba nada, nada mal. Pero estaban en medio de un estudio de grabación, rodeados de gente y de cámaras, y él nunca podría obviar algo así. Ni siquiera cuando sitió cómo el gemido de satisfacción de su compañero se ahogaba en su boca.

—¡Co-corten! —dijo el director con tono inseguro.

Changmin se separó de Yoochun, abriendo los ojos y girándose hacia Yunho para esperar su aprobación. Pero el director parecía estar perdido en algún otro tipo de pensamientos, porque los miraba sin su habitual expresión crítica, con la boca ligeramente entreabierta, y no se lanzó inmediatamente a decirles lo que podrían mejorar en la siguiente toma. Porque habría siguiente toma. Siempre había otra.

A su lado, Jaejoong también tenía la vista clavada en ellos, pero al contrario que Yunho, su expresión no dejaba espacio a la duda; se había mordido el labio inferior y los miraba como si Yoochun y él fueran un plato de comida especialmente suculento y él se muriese de hambre; con inconfundible y brutal deseo. Y no era el único. Aquí y allá había gente mirándolos con una expresión similar, tanto cámaras, como estilistas y demás personal. Y los que no, los miraban completamente boquiabiertos como si no pudiesen creer lo que habían visto.

Sólo Junsu parecía estar en su salsa, con su sonrisa kilométrica anclada en su rostro y una mirada que no podía expresar más diversión.

Le entraron ganas de golpearlo.

—Bien —volvió a decir el director, al parecer de vuelta en su papel—. No ha estado mal. Pero... Yoochun, con menos entusiasmo, ¿vale?

El aludido sonrió descaradamente.

—Es difícil no entusiasmarse.

—Pues procura contenerte. Será suficiente con que mantengas la lengua en tu boca.

—Aguafiestas.

En cualquier otro momento y con cualquier otra persona a Changmin le hubiese extrañado ese intercambio. Pero después de más de una semana con ellos había llegado a la conclusión de que intentar analizar sus palabras o sus acciones era tiempo perdido. Simplemente no tenían lógica, o si la tenían era demasiado retorcida incluso para él. Así que sabiamente no dijo nada y se limitó a dejar que las cosas siguiesen su curso.

Veintidós besos después, no todos sin lengua, la toma por fin fue buena. Y Changmin estaba harto de sentir la incipiente erección de su compañero contra él cada vez que se acercaba. O lo estaría si no necesitase estar tan concentrado en ocultar la propia. Afortunadamente el director dio por finalizadas las escenas del día y Changmin pudo volver a su camerino para intentar calmarse, deseando con todas sus fuerzas que nadie lo molestase.

No tuvo tanta suerte. Junsu abrió la puerta a los pocos minutos, trayendo consigo su sonrisa deslumbrante y una botella de agua helada.

—Toma. He pensado que necesitarías... refrescarte.

—Esto te parece de lo más divertido, ¿verdad? —preguntó molesto, arrancándole la botella de agua de las manos.

La sonrisa del chico creció aún más, si es que era posible.

—¿Por qué te crees que me hice ayudante de dirección? ¿Por el sueldo? ¿Por la amable personalidad del director?

—Evidentemente para reírte de los pobres actores a tu antojo.

—Hombre, si quieres que sienta lástima de ti, no soy la persona apropiada. Míralo así: has besado a Park Yoochun... ¿Sabes cuánta gente en Corea desearía estar en tu lugar?

La cadencia de su voz y el brillo de sus ojos al decir eso le dio una nueva perspectiva que hizo sonreír también a Changmin.

—¿Tu incluido?

La sonrisa de Junsu volvió a hacerse deslumbrante antes de responder:

—¿Y quién te ha dicho que no lo he probado ya?

Por un instante, un brevísimo instante, Changmin sintió la tentación de preguntar. Pero la desechó con un ligero movimiento de cabeza mientras daba un largo trago a la botella de agua. Ni quería ni necesitaba saber lo que hacía Junsu en la intimidad. Y ya puestos tampoco lo que hacía Yoochun. Eso era cosa suya.

—De todos modos —siguió Junsu ante su silencio—, también tenía otro recado que comunicarte: el director ha hecho nuevos cambios en el guión original y creo que tienes unas cuantas escenas nuevas que rodar mañana.

Changmin gimió, bajando la botella de agua y entrecerrando los ojos en dirección a su compañero.

—¿Más besos? —preguntó, temiéndose lo peor.

—Aprendes rápido —rió Junsu—. El argumento ha dado un giro mediante el cual, en medio de todos los problemas y mientras tratáis de rescatar ese antiguo manuscrito, Yoochun y Jaejoong pelean por ti.

—¿A quién se le ocurren todas esas bobadas?

—Al director, evidentemente. Creo que tenía sus dudas antes de hoy, pero después del espectáculo que habéis dado, cualquiera querría veros en esa situación otra vez.

—Genial...

¿Qué más podía ir a peor? Esa película iba a ser un completo desastre y dudaba mucho que llegase siquiera a estrenarse, al menos en las grandes salas de cine. Al contrario de lo que parecía pensar Junsu, él estaba convencido de que nadie querría ver una película semejante. ¿Qué sentido tenía un triángulo amoroso tan extraño en medio de algo supuestamente serio? Que vale que en toda buena película de aventuras siempre iba entremezclado algo de romance... ¿Pero entre tres chicos? ¿Mientras la antagonista femenina se dedicaba a planear la destrucción del mundo y a dar mamporros a diestro y siniestro?

No, lo que era ‘sentido’ no tenía ninguno.

—Te lo advertí —añadió Junsu tras su sonrisa, acercándose a la puerta—. Jaejoong también quería participar en eso, y él siempre consigue lo que quiere.


—~o0o~—



Lo abordaron nada más llegar al estudio a la mañana siguiente. Yoochun entró como si fuera el dueño de todo lo que le rodeaba y se apoyó en su hombro derecho, todavía con ropa de calle y su pelo escondido en uno de esos gorros horribles que solía llevar. Jaejoong lo siguió, con gesto enfurruñado, situándose justo frente a su compañero.

—He estado pensando que quizás deberíamos hablar con el director acerca de todas esas escenas de besos que de repente vamos a tener que rodar —dijo el primero, poniendo gesto de haber estado pensando mucho en ello.

Changmin elevó una ceja, no del todo seguro de a dónde iba a llevar esa conversación. Se había levantado hacía un rato y ni siquiera había podido desayunar apropiadamente. Ni eran horas ni estaba en condiciones para mantener conversaciones sobre besos demasiado buenos y auténticos como para resultar fingidos.

—¿Ah sí?

—Sí —siguió Yoochun, en su propio mundo—. Creo que van a resultar demasiado repetitivos y le van a quitar emoción al asunto. Deberían ser muchos menos.

El primer impulso de Changmin fue contestarle que estaba de acuerdo, que por él todos esos besos podían ser borrados del mapa; que podían volver a las simples escenas de acción donde nada cobraba vida propia ante lo que la lengua de su compañero era capaz de hacer... Pero por experiencias anteriores con esos dos sabía que la conversación no terminaba ahí, que eso apenas era el comienzo de quién sabe que oscura y absurda diatriba que podría dejarlo en una situación peor.

—¿Y qué has pensado para intentar convencer a Yunho?

—Desnudos —contestó Jaejoong por él, todavía con gesto enfurruñado.

—Desnudos... —repitió Changmin.

—Sí, imagínate: en lugar de besos, escenas algo más sugerentes, más ligeros de ropa... tal vez uno sobre otro, movimientos de sábanas... esas cosas —explicó alegremente Yoochun, sonriendo.

Changmin elevó ambas cejas, mirándolo algo incrédulo.

—¡Es demasiado pronto para eso! —exclamó Jaejoong, frunciendo aún más el entrecejo, y Changmin ya iba a darle la razón (nunca iba a ser lo bastante tarde) cuando su compañero agregó—, ¡¡Yo todavía no lo he besado!!

Estaba soñando, era eso, se dijo mientras miraba a uno y a otro alternativamente. En cualquier momento abriría los ojos y estaría todavía en su cama. O más bien eran ellos los que soñaban, porque si pensaban que iba a hacer eso frente a las cámaras... iban listos.

La risa escandalosa de Junsu llegó hasta él y Changmin se giró hacia el sonido. El ayudante de dirección estaba partiéndose de risa, un par de metros más allá, oyente ajeno y no tan silencioso de esa extraña conversación.

Sin dejar de mirarlo, Changmin elevó ambas manos para señalar a los compañeros que estaban a su lado.

—¿Por qué les has permitido tomar drogas para desayunar?

Jaejoong lo golpeó en el hombro ante su comentario y Yoochun los ignoró. Changmin se deshizo de ambos y se giró hacia ellos, dispuesto a ponerles las cosas claras. Ya estaba bien de tanta tontería junta. Podían ser el gran Park Yoochun y el prometedor actor Kim Jaejoong, pero ya había aguantado en silencio lo suficiente. Su paciencia también tenía límites.

—Escuchadme bien los dos, porque no lo voy a repetir. A mi me contrataron para una película de aventuras, y en cierto modo puedo llegar a entender que se necesite algo de romance. Incluso algo tan retorcido como esto. Pero bajo ningún concepto voy a desnudarme frente a la cámara, ni siquiera a quitarme la camisa para hacer una escena sugerente.

—Pero Changminnie es por el bien de la película...

—No, no lo es. La película no necesita de eso.

La risa de Junsu se hizo más fuerte a sus espaldas, probablemente encantado por que al fin hubiese decidido plantarles cara. Cosa que, en su opinión, había tardado demasiado...

Changmin sonrió siniestramente, sin girarse, aun mirando a Yoochun y Jaejoong, completamente seguro de que lo siguiente sí iba a sorprender al molesto ayudante de dirección.

—Las películas no están para hacer estas cosas, menos cuando es evidente que este es alguno de vuestros retorcidos planes para meteros en mis pantalones. Dejadlo ya —amplió su sonrisa y tras una pausa de efecto, añadió—. Si queréis follar, sólo tenéis que decirlo...

Tal como esperaba, la risa de Junsu se cortó en seco, y tres pares de ojos se clavaron en él con sorpresa desde distintos ángulos.

Jaejoong fue el primero en reaccionar. Por primera vez desde que había entrado al estudio, sonrío, con esa mueca lobuna suya que en ocasiones usaba para sonreírle a Yoochun. O al director. Y que Changmin por fin comprendió: a eso se debía toda esa extraña “sintonía” que parecía haber entre ellos y que les otorgaba esa naturalidad en su trato. Esa que lo había hecho sentir excluido.

Dio un paso hacia él, todavía con esa sonrisa de mil promesas escondidas, y volvió a apoyar la mano en su hombro, esta vez sin dejar de mirarlo a los ojos.

—¿Sabes Changmin? Yunho llamó hace un rato, diciendo que iba a retrasarse. Podemos aprovechar el tiempo en el camerino mientras tanto...

Yoochun asintió sonriendo sobre el hombro de Jaejoong, y Changmin no necesitó más invitación. Se giró y los tres se dirigieron hacia los camerinos, dejando a un todavía desconcertado ayudante de dirección tras ellos.

Por ahora iban Yoochun y Jaejoong. Pero en algún momento se encargaría de cobrarle a Junsu cada una de las risas que se había echado a su costa.