Personajes/Pareja: OT5 (Todos x Changmin)
Género: Humor
Palabras: 2.757
Resumen: Changmin había quedado en acudir a una fiesta con sus hyungs, pero nunca llegó. Preocupados, todos vuelven a casa y se lo encuentran dormido en el sofá como si nada. Quizás sea ya hora de darle una lección a su dongsaeng...
Una noche cualquiera
—Si no estuvieses dormido... —murmuró Jaejoong, poniendo su mejor cara de asesino en serie, esa que no asustaba a nadie, y deteniéndose junto al sofá donde dormía plácidamente Changmin.
Todos habían estado esperándolo durante horas, mirando con ansiedad la puerta del hotel donde se celebraba la fiesta para ver si se dignaba a aparecer, pero había sido en vano. Su dongsaeng ni siquiera había llamado para avisar de que no iría, razón por la cuál habían comenzado a imaginar hasta las cosas más escabrosas, como que le hubiese atropellado un autobús desbocado en plena autopista, o que se hubiese encontrado con un grupo especialmente entusiasta de fans...
Bueno, quizás el plural era un tanto exagerado. Yunho se había inquietado levemente, y había intentando marcar un par de veces para luego desistir, alegando un “Ya sabes como es, no le gustan demasiado este tipo de salidas”; Junsu había predicho —con inquietante certeza— que lo más probable era se hubiese quedado dormido en el salón viendo alguna película aburrida; Y Yoochun, por su parte, simplemente había sonreído ante su excesiva preocupación, dejándolo por imposible.
Y cuando por fin los había convencido para volver a casa a comprobar que no hubiese pasado nada grave, se lo encontraban ahí, tirado en el sofá de cualquier manera, sin ni siquiera haberse puesto la parte de arriba del pijama para evitar coger un resfriado...
—Si no estuvieses dormido... —volvió a repetir, entrecerrando los ojos.
Si no estuviese dormido podría darle la paliza que se merecía por haberlos dejado plantados sin ni siquiera avisar. Porque sí, puede que Changmin hubiese desarrollado los músculos de sus brazos hasta un punto alarmante, pero él no se quedaba atrás. Y si se lo proponía podía mantener a la bestia de su dongsaeng a raya el tiempo suficiente para que comprendiese lo mal que se había comportado con sus hyungs.
Pero estaba dormido. Por supuesto, Jaejoong podría despertarlo, pero... era tan poco el tiempo para descansar del que disponían, que interrumpir el sueño de cualquiera de sus compañeros era casi un sacrilegio.
—¿Si no estuviese dormido, qué, Jaejoong? —preguntó Yunho, deteniéndose a su lado con una irritante sonrisa en los labios—. ¿Le pegarías? —adivinó, leyendo correctamente sus facciones, como siempre—. Sabes que eso no es una buena idea. Puedes pretender pegarle durante exactamente tres segundos, el tiempo que tardaría Changmin en ponerte una mano encima y derretir por completo tus neuronas. Y entonces, como cada vez que os “peleáis”, el contacto físico terminaría siendo intenso, aunque no exactamente del modo que pretendías cuando comenzaste la pelea.
Bien, puede que pegarle, después de todo, no fuese una buena idea. O sí, era una magnífica idea, pero no para lograr hacerle entender a su dongsaeng que no podía hacer siempre lo que le daba la gana.
Porque Yunho tenía razón, en cuanto Changmin le pusiese una mano encima iba a desear más contacto, y no precisamente del tipo que le proporcionaba una buena pelea. Y sabía que podría obtenerlo con relativa facilidad, pensamiento que lo pondría aún más caliente de forma instantánea, mientras recorría su cuerpo con sus manos, buscando desnudarlo completamente y...
No, no era una buena idea.
—Puede que tengas razón —concedió Jaejoong a regañadientes—. Minnie tiene la exasperante capacidad de ponerme caliente en un abrir y cerrar de ojos...
—Tampoco es que haga falta mucho para eso —bromeó Yunho, ganándose un codazo de su compañero.
—Está bien. Quizás yo no soy el indicado para echarle la bronca, pero tú sí puedes hacerlo. Al fin y al cabo, tu eres el líder, y siempre te hace caso...
Yunho comenzó a reírse aun antes de que Jaejoong hubiese terminado la frase. Y por la carcajada sarcástica que oyó a su espalda, quedaba en evidencia que no era el único que había encontrado graciosas sus palabras. Indudablemente Yoochun —que se había metido en la cocina nada más llegar, buscando un aperitivo—, había oído la conversación y, conociéndolo como lo hacía, estaba seguro de que no iba a tener reparos en unirse a ella.
—Seguro que sí —se escuchó su voz irónica desde la puerta.
Jaejoong se giró hacia él, con el entrecejo fruncido, y luego volvió a encarar a Yunho.
—¿Qué coño os hace tanta gracia?
—Tu —respondió Yoochun sin reparos, llegando por fin junto a ellos—. Tu y tu mundo utópico donde Yunho le echa la una bronca a Changmin y este no hace nada más que bajar la cabeza, asentir y prometer que no lo volverá a hacer.
Vale, tal como lo describía Yoochun no parecía que estuviesen hablando de alguien que conociesen. Y mucho menos de su inteligente dongsaeng. Pero si había alguien a quien Changmin respetaba, ese era Yunho, incluso por encima del propio Lee Soo Man. Nunca había visto a Minnie discutir con el líder cuando este se ponía serio, aunque... bien era cierto que hacía mucho tiempo que no veía a Yunho reclamarle nada.
No entendía una mierda.
Su confusión debió reflejarse inmediatamente en sus facciones, o quizás se debía sólo al hecho de que Yunho estaba acostumbrado a descifrar cualquier mínimo pensamiento que pasara por su cabeza. Cualquiera que fuese el caso, Yunho aclaró:
—Min ya no es ese niño inocente que debutó con nosotros hace cuatro años, el mismo que no era consciente del poder de su atractivo. Este Changmin —dijo señalando al chico que dormía sobre el sofá— sabe que es deseable, y sabe como usarlo a su favor, sin contar con el hecho de que conoce todas y cada una de nuestras debilidades —sonrió irónicamente, sin apartar la vista de su dongsaeng, y añadió—. No dudo que Changmin me escucharía si le reprochase algo, pero... para eso primero tengo que lograr poner en palabras dicho reproche, y Minnie es un genio en distraer por completo mi atención.
Bien, quizás tampoco fuese una buena idea que Yunho intentase echarle una bronca. No había reparado conscientemente en el comportamiento de Changmin para con el líder, pero ahora que lo mencionaba... tenía razón. Había visto infinidad de veces a su dongsaeng sonreír de forma totalmente lasciva cuando Yunho intentaba decirle algo, o pasar su mano “casualmente” por su propio cuerpo, o quitarse la camiseta cuando estaban ensayando los cinco solos, alegando calor excesivo y dejando al descubierto su piel sudorosa justo en el instante en que Yunho se acercaba para corregir algo...
Maldito niñato consentido.
No podía echarle la culpa a Yunho. Cuando Changmin se ponía en ese plan era imposible decirle nada. Todo lo que uno podía hacer era recorrer con la vista las gotas de sudor que se desplazaban por su cuerpo y desear tocarlo, seguir esos mismos senderos con las manos y enterrar la boca en su piel para disfrutar de su exquisito sabor; hacer escapar de sus labios esos graves sonidos que hacía cuando estaba excitado y...
Jaejoong sacudió la cabeza, intentando apartar esos pensamientos. Changmin no podía salirse siempre con la suya, de ninguna manera.
—Quizás si Yoochun...
Mas ni siquiera pudo terminar la frase cuando volvió a oír la irónica risa de Yoochun y la susurrante risa de Yunho. Y esta vez ni siquiera tuvo que preguntar cuál era el motivo que les causaba tanta gracia. ¿Yoochun intentando hacer recapacitar a Changmin sobre su comportamiento? Sí claro, ¿En qué mundo paralelo? Yoochun ni siquiera le daría la oportunidad a Minnie de intentar distraerlo, sino que sería él mismo quien asaltaría a su dongsaeng con intenciones en nada inocentes.
Al fin y al cabo, la máxima de Yoochun era “¿Por qué discutir si se puede tomar venganza de formas mucho más imaginativas?”
Y no hacía falta ser un genio para saber que caminos solía tomar la imaginación de Yoochun.
¬—No digas nada —le dijo a Yunho, levantando la mano en su dirección al ver que iba a hablar—. Haz de cuenta que mi última sugerencia no fue dicha en voz alta.
La sonrisa de Yunho se amplió visiblemente, al mismo tiempo que el semblante de Yoochun se ensombrecía.
—¿Por qué? —preguntó este, haciendo un puchero perverso —. Yo creo que esa es la mejor de las ideas. Yo podría enseñarle a Minnie lo que está bien y lo que está mal...
—Ni lo sueñes. El niño ya está bastante pervertido sin tu ayuda.
—O más bien gracias a ella —acotó Yunho, solícito, tras su deslumbrante sonrisa.
No, ninguno de ellos tenía las facultades necesarias para enfrentarse a Changmin en esa situación. Era realmente frustrante darse cuenta de que, a pesar de ser el más pequeño, los manejaba a su antojo con la palma de su mano. Literalmente. ¿Por qué no podía ser un dongsaeng normal que adorase y reverenciase a sus hyungs?
Aunque, tenía que admitirlo, eso sería muy aburrido. Bastante les había costado “educarlo” para que llegase a ser lo que era. Incluidos sus exasperantes defectos.
—Pues sólo queda una solución —sentenció en voz alta, clavando sus ojos en Changmin—: Junsu.
—Ni por todo el oro del mundo —contestó el aludido a sus espaldas.
Ninguno se había dado cuenta de que su dongsaeng había entrado en la sala siguiendo la sardónica risa de Yoochun. Ni de que había oído cada palabra, y adivinado correctamente la dirección que tomarían los pensamientos de umma Jaejoong. Pero en cuanto habló, tres pares de sorprendidos ojos se giraron hacia él.
Y no pudo más que reírse de sus caras.
—¿Por qué? —preguntó Jaejoong, dando un paso en su dirección—. Pensaba que estarías encantado de poder echarle una buena bronca a Changmin.
Junsu amplió su sonrisa, y se acercó a ellos antes de responder:
—No soy yo quien está molesto porque no haya venido —hizo una pausa, pasando sus ojos de un rostro a otro hasta volver a Jaejoong, y añadió—. Y no tengo la culpa de que seáis incapaces de controlar vuestras hormonas.
Maldita fuera la plaga de dongsaengs descarados. ¿Es que estaban de oferta y habían ganado dos por uno? Sin duda, si se lo proponía seriamente, Junsu sería capaz de hablar de forma ‘razonable’ con Changmin. Sin distracciones. En ese sentido era, probablemente, el más disciplinado.
Pero no iba a hacerlo. Podía verlo en su cara. La situación en sí le resultaba muy entretenida y no iba a ser él quien le pusiese fin.
—Porque tu sí eres capaz de controlar los impulsos de tu cuerpo, ¿verdad? —preguntó divertido Yoochun, pasándole un brazo por encima de los hombros a Junsu.
—Por supuesto —replicó este al instante.
Yoochun se rió, con esa risa baja y seductora que jamás presagiaba nada bueno. Y Yunho, que parecía capaz de leer la mente de cualquiera, sonrió a su vez.
Estaba más que claro que, sin Changmin iba a recibir una bronca esa noche, no iba a ser de ninguno de esos tres, ya que parecían estar pasándoselo en grande.
—¿Sabes? —preguntó Yoochun, todavía colgado de los hombros de Junsu—. Eso podría resultar creíble... Si no compartieras habitación con Min. Y si las paredes de esta casa no fuesen tan estrechas.
Junsu lo empujó para apartarlo de sí, mientras Yoochun y Yunho se partían de risa.
Definitivamente, era un caso perdido.
Todos habían compartido piso demasiado tiempo, aprendiendo cada faceta del carácter de sus compañeros. Y eso estaba bien, porque así podían ayudarse unos a otros cuando tenían problemas...
Pero en casos como este era una gran desventaja. Porque no sólo se trataba de que Changmin conociese todos los puntos débiles de sus hyungs, sino que cualquiera de ellos podría, llegado el caso —y de hecho, se daba bastante a menudo— usar esa información para obtener lo que quería de los demás. Lo que solía terminar en intercambio de favores de tipo sexual.
Claro que, no es que ninguno pusiera demasiadas objeciones al respecto...
Más bien solían mostrarse increíblemente colaboradores.
Jaejoong suspiró, cerrando los ojos y negando con la cabeza.
—Vamos, Jae, ¿Por qué no lo dejas ya? —dijo Yunho, dándole una suave palmada en la espalda.
—Sí, Yunho tiene razón —intervino Yoochun, clavando una mirada perversa en él y sonriendo socarronamente—. ¿Sabes cuánto tiempo hace que no estamos los cinco juntos?
Estaban juntos a diario, todos y cada uno de los días. Pero el tono y el gesto en la cara de Yoochun al pronunciar la palabra ‘juntos’ implicaban otra cosa. Algo que trajo a la mente de Jaejoong deliciosos recuerdos de la última noche en la que habían coincidido todos en casa; la última noche que habían vencido al cansancio de la mejor de las maneras...
Oh Dios, ¡Cuánto había deseado que volviera a repetirse una oportunidad así!
Sólo pensar en los musculosos brazos de Yunho sujetando su cuerpo con fuerza, dejándole sentir quien era verdaderamente el líder; los deliciosos labios de Yoochun saboreando despacio sus labios, torturándolo como a él le gustaba, jugando con su necesidad hasta llevarlo al límite; las manos de Junsu recorriendo cada centímetro de su piel, rezagándose en esos lugares en los que era más sensible y que su dongsaeng conocía tan bien... Y el miembro de Changmin en su interior, empujando con fuerza hasta hacerle perder el poco control que todavía quedase en su cuerpo, moviéndose sobre él hasta que no pudiese ni pensar, hasta quedar completamente saciado...
Jaejoong se mordió el labio inferior ante la avalancha de imágenes, clavando los ojos en el cuerpo semidesnudo de Changmin, quien seguía durmiendo tranquilamente en el sofá.
—No podemos —dijo lentamente, con un tono de voz que casi hacía parecer la frase una pregunta—. Changmin está durmiendo.
—Eso tiene fácil solución —discrepó Junsu, sonriendo perversamente.
—No —insistió Jaejoong, negando con la cabeza mientras hacía una mueca de profundo dolor—. No debemos despertarlo, necesita descansar al igual que el resto de nosotros.
—¡Lleva descansando desde quién sabe que hora! —exclamó Junsu, poniendo cara de perrito abandonado.
No iba a ceder, de ninguna de las maneras.
—Imagínatelo —dijo Yoochun de pronto, con voz suave, pasándole un brazo por los hombros y poniéndose a su lado para que volviera a mirar a Changmin —. Podríamos despertarlo muy lentamente —prosiguió, con su voz suave y profunda—, de modo que casi no se enterase de lo que está pasando hasta el momento preciso... Ni siquiera es necesario que se levante del sofá...
—Sí, Jae —se sumó Yunho, acercándose más a él—. Siempre dices que te gustaría tenerlo a tu merced, atraparlo, acorralarlo de modo que no pueda escapar de ti ni siquiera usando toda su fuerza. Que te encantaría enseñarle a respetar a sus mayores de un modo que no olvide, esclavizando sus sentidos uno a uno...
—Y podríamos cobrarnos el desplante de esta noche, hacerle pagar por no haber venido —añadió Junsu, situándose a su espalda para susurrar en su oído—. Yunho lo inmovilizaría mientras nosotros lo desnudamos, atormentándolo. Yo podría encargarme de sus piernas mientras tu castigas apropiadamente el resto de su piel...
—Piensa en su sabor, Jae. ¿Recuerdas lo que se siente al recorrer con la lengua toda su piel? Dejarse envolver por su olor, por su calor... —susurró Yoochun—. Podríamos tener todo eso...
Jae cerró con fuerza los ojos, tratando de alejar sus voces; de espantar todas las imágenes que danzaban a velocidad frenética en su mente; de controlar a su cuerpo traicionero que ya había despertado gracias a sus compañeros; de castigar a sus ojos sin el tentador cuerpo que tenía frente a él, casi desnudo, esperándolo...
Mas antes de que lo consiguiera, otra voz llegó a sus oídos, haciéndole abrir los ojos con tanta rapidez que parecía que apenas había parpadeado.
—Sois absolutamente incorregibles —dijo Changmin, abriendo por fin sus ojos y sonriendo descaradamente en dirección a sus hyungs—. ¿Alguna vez usaréis la lengua para poner en práctica vuestras ideas, en lugar de para comentarlas?
Durante exactamente dos segundos, todos se quedaron callados, mirándolo entre sorprendidos y desconcertados. Y luego todos, sin excepción, rompieron a reír ante las palabras de su dongsaeng.
—Muy bien, Min —dijo Jae, caminando despacio hacia el sofá—. Vas a saber lo que es bueno...
Todos se abalanzaron sobre Changmin, mientras este los esperaba, todavía con esa sonrisa perversa en la cara.
Jaejoong se preguntó durante un segundo o dos cuanto tiempo llevaba despierto, y si había sabido desde el inicio que las cosas iban a terminar así. Sin duda esa era una actitud muy propia de su dongsaeng: esperar el momento oportuno para advertirles que estaba consciente, el momento en el que ninguno de sus hyungs tenía en la cabeza nada más que lo que él pretendía, cuando cualquier reproche hacia su persona había sido completamente olvidado...
Maldito Changmin... ¿Es que no iba a cambiar nunca?
Sinceramente...
Esperaba que no.
jojojo changmin ,voldemin lo amo,pero este fic ta inclinado algo mas al jaemin no_ xD auna si me gusto amo el Changminxall
ResponderEliminarNo, no es que esté más inclinado al JaeMin, es que TENÍA que estar contado desde la perspectiva de Jaejoong para que tuviera sentido, al fin y al cabo es quien más se preocupa. Pero esto es un OT5 en toda regla, todos con todos... xDD El OT5 es mi OTP absoluta de TVXQ! Es que juntos son puro amor! *_*
ResponderEliminarGracias una vez más por comentar! ^_^